miércoles, 16 de junio de 2010

La historieta (Cuarta parte)



Luis Reyes
Nicandro es repartidor de gas. Cada mañana carga tanques de 45 kilos. Trabajo difícil para cualquiera, pero para este personaje de la historieta Cama Caliente de Grupo Editorial Estrella, no lo es. Repartir tiene sus ventajas si buscas sexo con las vecinas o con su amor platónico: ¡Martitaaaa!
Según el Reglamento sobre Publicaciones y Revistas Ilustradas en su artículo 7 este tipo de historietas no presentarán desnudos, ni expresiones de cualquier índole contrarios a la moral y a la educación; ostentarán en lugar visible que son para adultos y sólo podrán exhibirse en bolsas de plástico cerradas.
Frases como “empieza por mi pepita”, “me conformo con un dedo en el chiquito”, me toca una metidita”, voy a ahogarlas con mis mooocos”, “dame más duro”, “hasta el fondo”, son encontradas en los diálogos, acompañadas por dibujos con contenido sexual.
Zenaido Velásquez Fuentes, dibujante de Delmónico’s Erótica, narra como algunas se transformaron en pornográficas: "La historieta industrial fue producto de la sobreexplotación de géneros de historieta realista y cómica (policiaco, romántico, aventuras, terror, ficción, vaqueros, costumbrista, lucha libre), creados en la época de oro.
“En los años 60 imperaban los de personajes como Memín Pingüín, Lagrimas risas y amor, El payo, Brujerías, Hermelinda Linda, Torbellino, Viruta y Capulina, Chanoc, Kaliman, Los Supersabios, Los Supermachos, Fantomas, Kendor, El Samuray, La familia Burrón.
“En dibujo realista, la Novela policiaca, El libro semanal, Sentimental, Minipoliciaca y Miniterror”.
Para los 70 y 80 la historieta, prosigue, entra en crisis y en franca extinción y sólo subsisten –por mencionar algunos— El pantera, Los agachados, Simón Simonazo, Dinamita, El viejo, La bestia, Karmatrón, El hombre de negro, El capitán pelotas, El libro vaquero, El espejo de la vida y Grandes novelas.
Velásquez recalca que es en los 80 cuando las necesidades de producción y ventas introdujeron que la división del trabajo (fragmentación y diseminación de la obra) se realizara fuera del estudio del taller del dibujante.
Asimismo, agrega, las historietas de personajes desaparecieron y se explotaron los géneros con fórmulas exitosas. Los temas: costumbristas, populistas, paródicos, satíricos, con un lenguaje “dicharachero” y alburero. “Así nacieron los famosos Sensacionales (de luchas, maestros, traileros, barrios).
“La calidad narrativa y plástica de la historieta se vio mermada y afectada al enfocar el esfuerzo no en la calidad artística literaria sino en la cantidad y producción de los historietistas, dibujantes y escritores.
“De los 90 al 2000 con excepción de El Santos y La Tetona Mendoza, la historieta transita de los albures a la cachondería, al erotistimo vulgar, la pornografía no estética explícita o no”.
“A principios de este milenio la historieta pierde porque en la elaboración no hubo ningún respeto para el creador, ni para el público cautivo y propenso a la morbilidad, compuesto por trabajadores de escasa educación”, enuncia.
Velásquez Fuentes considera que el neoliberalismo afectó la economía de los consumidores, además del “conservadurismo político prevaleciente, que santifica la cultura en la cual no hay lugar para el juego erótico y pornográfico, aunque en privado se practica todo lo que se condena”.
Además, subraya, estos dos factores agudizaron la crisis de la historieta y la llevaron al nivel en la que actualmente se encuentra.
“El afán de lucro de las grandes editoriales EJEA, Novedades, VID, las necesidades económicas y la inconsistencia de los historietistas la convirtieron en un producto de mala calidad. El tamaño, el dibujo, las historias, las técnicas y estilos no se actualizaron.
“A las editoriales no les importó darle la estocada final a una de las tradiciones populares más profundas, que formaba parte de la cultura del mexicano; misma que se vino forjando por Pepines y Chamacos. A los creadores se les volvió maquiladores, trabajadores a destajo”.
Por otra parte, acota que a la mayoría de los historietistas nunca les reconocieron calidad de autores o asalariados, por lo que los empresarios les otorgaron prestaciones laborales ni autorales.
Para el dibujante Bef el caso de Rius es sorprendente pues “es el padre y gran autor del cómic didáctico de México; un marginal en esta gran industria que dibujaba un híbrido entre cómic autoral e industrial.
Bartra subraya que la pornografía dibujada no es competencia para un video de contenido sexual pues éste se puede comprar por 10 pesos. “La pornografía dibujada está de capa caída y es un refugio de la historieta más rutinaria”.
El investigador sostiene que existen casos notables y excepcionales como Buba, de Pepe Quintero, quien tuvo posibilidad de difundirlo “de manera menos clandestina en La Mosca, publicación ahora extinta”.
Otro caso, apunta, es Bernado Fernández Bef, reconocido historietista e ilustrador que en Monorama condensó 20 años de su trabajo y con Pulpo Cómics recopiló el trabajo de 28 jóvenes historietistas.
Bef explica que en Pulpo Cómics le interesaba hacer un retrato de generación de quién en ese momento estaba realizando cómic. “Lo único que pedí es que el tema fuera ciencia ficción y enfocado a adolescentes y adultos”.
Fernández explica que en industria de la historieta en México no siempre hubo la oportunidad para que nuevos autores pudieran desarrollarse. “Había un requerimiento voraz de historietas semanales que en esa dinámica ahogaban la calidad”.
Indica: “Estamos hablando de hace unos 15 años y las generaciones que nos siguieron se formaron no en la historieta mexicana sino en la extranjera. Rafael Marín, guionista de Los Cuatro Fantásticos, decía que es como si te prestaron juguetes muy bonitos y caros, pero no te dejan hacer nada con ellos”.
“Como Humberto Ramos, dibujante en Marvel y DC. Él trabaja con una marca y no con un personaje. Las ventajas son que su trabajo va a ser muy conocido y bien pagado que si haces un trabajo autoral”.

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