viernes, 4 de junio de 2010

Buscan edificar nuevo albergue de enfermos terminales









El 6 de agosto de 1978, José Leonardo Romero, enfermo terminal, funda Árbol de la Vida. En el transcurso de su vida, sufrió cuatro infartos. Los médicos le dieron tres meses de vida. Sin embargo, vivió 20 años más. En ese lapso, se dedicó a atender pacientes terminales. Los enfermos vivieron hacinados entre polvo y techos de lámina en una casa de la Portales ocho años. Luego, llegaron a Iztapalapa con cuartos, camas, techos y pisos improvisados. Hoy el centro quiere crecer para seguir alojando a más enfermos.
“Cuando papá muere el 12 de diciembre de 1997, yo tenía 22 años y la gente decía, ¿cómo, te vas a hacer cargo de esto? La gente no creía en mí. Hubo problemas todo el año. Esa fue la herencia que me dejó”, relata Elena Romero, directora del centro.
Explica que desde hace 31 años, Árbol de la Vida ha recibido aproximadamente a 18 mil 600 enfermos y mensualmente llegan 50 pacientes a su centro ubicado en el número 49, de la calle Aztecas, en el barrio La Asunción. La mayor parte de los que ingresan al lugar son portadores del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), aunque también los hay con retraso mental, parálisis cerebral, epilepsia, lisiados y ancianos.

En el lugar, menciona, se les proporciona albergue, alimentos, medicamentos y en casos graves se les lleva al hospital; además de las terapias grupales tres veces al día, y de las terapias individuales con un grupo de tanatólogos y psicólogos voluntarios. La capacidad del albergue es de 30 personas; sin embargo, hay sobrecupo porque la gente abandona a sus familiares en la puerta del albergue.
Para mantener los gastos, Elena relata que recibe donaciones en especie y en diciembre la gente se sensibiliza “y es ahí donde se junta para todo el año”. Otra fuente de ingresos, refiere, es la venta de libros con historias y testimonios de la institución con un costo de 100 pesos. Detalla que los enfermos terminales de Árbol de la Vida ofrecen sesiones en los grupos de Alcohólicos Anónimos (AA).
“Creo que tiene mucho impacto porque en AA están en duda de cambiar hábitos de alcoholismo. Lo que hacen los compañeros de Árbol de la Vida es pasarles un mensaje; ellos fueron alcohólicos y drogadictos pero hoy viven con una enfermedad crónica y en su momento terminal. Mucha gente a través los compañeros de Árbol de la Vida han cambiado su vida”
“Los de Árbol de la Vida responden sus preguntas de cómo se contrae el SIDA, los síntomas, o cómo le hicieron para alejarse de las drogas. A diario tenemos cuatro salidas para dar pláticas a grupos AA los 365 días del año. También nos han invitado a Guadalajara, Toluca, Puebla, Pachuca. Los gastos y viáticos los paga el grupo que nos invita”.
Elena aclara que Árbol de la Vida no está a favor de la eutanasia, aunque, enfatiza, haya pacientes que en fase terminal lo piden porque los dolores son intensos, ya sea diarreas incontrolables o porque están fastidiados de tanto medicamento. “Llegan a pedir que les pongas algo para que ya termine su vida entre la impotencia y la desesperación, En esta fase el mejor medicamento es el perdón para que al menos ya no se vayan con tanta carga emocional”, afirma.
Asimismo, subraya que el rechazo hacia ellos es evidente en lo social, lo familiar e incluso en los hospitales en el caso de la gente que tiene SIDA. “Tratamos de trabajar con la familia para que no los abandone; en la mayoría de los casos nos dejan teléfonos y direcciones equivocadas y ya no se les vuelve a ver jamás. Yo no los culpo porque hay pacientes que les robaron o pegaron a sus familiares”.
Indica que los enfermos muestran cargas emocionales muy fuertes. “Lo único que se les pide es que dentro de las terapias hablen con la verdad, con honestidad porque en base a eso vamos a poder ayudarlos”.
“Los portadores de SIDA no quieren decir que se prostituyeron, que empezaron a temprana edad. A través del tiempo uno se va a dando cuenta te das cuenta que muchos mienten; los vas tratando de ayudar a modo de que traten de ser lo más honestos que puedan”.
Sobre la promoción, dice que llega sola. “Siempre que viene el Día Mundial del SIDA vienen a entrevistarnos de la radio, la televisión, los periódicos y las revistas. Mucha gente nos conoce aunque no todos hacen algo por nosotros”.
Lamenta que cuando la gente sabe de su labor por los medios, las personas piensan en llevar a su papá o su hermano y dejar la responsabilidad al centro. “Honestamente más que ropa, víveres, despensas, medicamentos, camas o cobijas, lo que más nos donan son pacientes. No pasa de que te digan: felicidades qué bueno que estás haciendo esa labor”
“Siento que la gente debería venir a pasar una semana aquí a cambiar pañales, bañar enfermos y para ver si así se sensibilizan. A la gente se le han olvidado los valores humanos, ya no quiere hacer nada. Si tienes dinero vales y si no, no vales nada. Nadie escarmienta hasta que no le toca”
“Conozco a padres y madres bien económicamente y tienen hijos con cáncer. Ni todo el dinero ha podido pagar su salud. Creo que la vida es una y hay que aprender a vivir con lo que se tiene y con lo que no. Eso nos cuesta mucho trabajo aceptar, porque somos un mundo materialista”.
Elena recuerda que su padre le decía que “cuando se rompen las cadenas del egoísmo nace el amor. Aquí les decimos: Y después de sufrir, llorar y quejarte, ¿qué más sabes hacer?”. Actualmente Árbol de la Vida quiere edificar un nuevo centro que se tiene planeado construir en agosto. Para mayores informes y donaciones visitar la página www.vxmas.org o al correo vxmas.esfuerzospuntuales@gmail.com

6 comentarios:

  1. Dicen que una enfermedad no nos lleva a la muerte sino nos enseña a vivir bien...

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  2. “Cuando se rompen las cadenas del egoísmo nace el amor"...me gustó esta frase porque es muy cierto que la gente no sabe dar lo que en realidad debe, muchos tienen la estúpida idea de que dar es lo material, dar la lana y que otro se haga cargo de nuestras responsabilidades, pero no es así, dar implica el corazón y estar ahí en las buenas y en las malas, con o sin dinero. Mi abuelo falleció hace un año y la verdad es feo saber que sólo una persona se hace cargo de un enfermo y siempre me pregunté ¡¿Dónde están sus hijos?!, ¡¿Por qué nada más mi abuelita es la que tiene que ir a ver por él?! (tomando en cuenta que también ya es una persona de la tercera edad?! Cuando era más joven (tenía 15 años más o menos) hice un servicio social en un asilo y de verdad son los sabores de la vida que me dejaron marcada, vi muchas cosas que jammás me imaginé ver, lloré con los enfermos, con los ancianos, reía, jugábamos, platicaba con ellos y a la semana siguiente esa misma persona no me recordaba, en fin, fue un proceso de aprendizaje bastante duro que quisiera volver a hacer, pero fue tanto mi impacto y dolor ajeno que aún no me atrevo a regresar a una actividad así.
    Gracias por esta publicación, me recordaste mi servicio social y la gran gran gran cantidad de cosas que se quedan en el corazon de uno que se sabe lo que es estar en un sitio en donde nadie recuerda quién eres.

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  3. las bendiciones de Dios siempre se han recibido en ese lugar, en donde siempre prevalece el amor,y los enfermos terminales tienen un lugar donde mueren dignamente. Dios siga bendiciendo labor tan titanica. mas bien yo creo el que recibe bendiciones del demonio eres tuuu, por envidioso

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  4. 56865975 y 56856636 albergue arbol de la vida
    aztecas num.49
    barrio de la asuncion iztapalapa
    directora general elena romero

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