Un espacio cibernauta en el que Dios no tiene la última palabra y Lucifer podría dártela
viernes, 18 de junio de 2010
Sak Tz'i' o Perro Blanco
Luis Reyes
Plan de Ayutla es un sitio arqueológico que cuenta con el juego de pelota más grande encontrado hasta el momento en el mundo maya, sostiene Luis Alberto Martos, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Aunque no está abierto, explica, el INAH tiene conocimiento desde 1974 por las investigaciones de Peter Smith, quien conoció el sitio por los lacandones. “Así, les sugirió el nombre Toyolná, que significa: Casa en lo Alto”.
“Para que el INAH tuviera conocimiento del lugar, Smith hizo un informe que mandó al área de arqueología del centro regional del sureste, que atendía los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo con oficina en Mérida”.
Posteriormente, narra que en 2003 los pobladores sabían de la ruta turística que iba a Bonampak, Yaxchilán y Palenque, y quisieron traer turismo, por lo que empezaron a chapear y a remover escombros.
Tomaron fotos del lugar y la ex directora del centro en Chiapas, Laura Pescador, les aconsejó que detuvieran los trabajos que habían realizado en la zona.
Martos narra que lo invitaron a participar en el sitio para que en 2004 trabajara en el lugar con pocos recursos.
“Restauramos el primer edificio. Actualmente hay tres edificios ya trabajados en una de las acrópolis y la última temporada en 2006, trabajamos una fachada de un edificio y se hicieron sondeos también para tener material. Ac Kajal Tonaltichi le querían poner, que quiere decir: Piedras Verdes.
“Les dije que esperaran pues con los trabajos podía salir el nombre original. Palenque se llamaba Lacanjá; Bonampak se llamaba Ac. Yaxchilán también significa Piedras Verdes. Toyolná se parece mucho a Toniná. Por eso el sitio se sigue llamando Plan de Ayutla”, indica.
El sitio es más grande que Bonampak o Lacanjá y es más grande que varios sitios de la región, subraya.
“Yaxchilán era mucho más grande que Plan de Ayutla, pero era la cabeza de un señorío. Este sitio es una capital. Son tres acrópolis, tres plazas subdivididas. Una de ellas dividida en otras tres menores. Las triadas son muy importantes para los mayas que significa: tierra, cielo y mar”.
Enumera que son cerca de 52 edificios, grupos habitacionales y en el centro del sitio hay un juego de pelota “el más grande de la región del Alto Usumancinta. Más grande que el de Yaxchilán, Piedras Negras (Guatemala) y el de Toniná (Chiapas) por un par de metros.
“Un juego de pelota de 65 metros y con los edificios suman 85 metros cuadrados de todo el complejo. Eso significa que el juego de pelota era muy importante para los señores de este sitio.
“Afortunadamente se cuenta con inscripciones de Yaxchilán y Bonampak, sitios de la región. Hay un sitio perdido que es mencionado en 11 monumentos, como en Piedras Negras que habla del señorío Sak Tz'i' o Perro Blanco. Aparentemente la batalla de Bonampak que se canta en los murales del Templo de los Frescos fue contra Sak Tz'i'”.
Bonampak lo cantó toda su vida como un sitio de menor rango pero se alió con Yaxchilán y juntos derrotaron a Sak Tz'i' y Chac Moá, señor de Bonampak”.
Martos acota que en los dinteles del Templo de los Frescos aparece Pájaro Jaguar Cuarto sujetando del cabello posiblemente al señor del Sak Tz'i' a quien le clava la lanza. Por eso, se especula que Plan de Ayutla sea Sak Tz'i.
jueves, 17 de junio de 2010
La historieta (Sexta Parte)
Luis Reyes
Varios historietistas opinan sobre la importancia de preservar a la historieta mexicana en la actualidad, su posible futuro y el uso de nuevas tecnologías. Sostienen que la historieta industrial “ya va de salida”, pues representa la muerte del impreso, desechable y vendido en puestos. Ahora, coinciden, se reacomoda en otros nichos.
Rafael Barajas El Fisgón acota que “en este país en el que priva la desinformación es urgente rescatarla, pues ayuda a popularizar diversos tópicos como el del salario mínimo. Si prendes la radio o la televisión encuentras que 'se cayó' la Bolsa Mexicana de Valores y lo que menos le importa a la gente es eso, lo que le interesa es su situación salarial”, acota.
Según El Fisgón, la gran fuerza de la historieta es que traduce a imágenes, situaciones que en principio son abstractas y es un género que toma en cuenta al lector. Tú puedes hablar de que el sistema se está cayendo y lo puedes mostrar de manera visual, lo cuál tiene un carácter didáctico.
Para este tipo de historieta, el también cartonista de La Jornada enfatiza que necesita información de primera calidad, pues temas como el neoliberalismo o el Fobaproa deben ser desglosados de manera clara a los lectores y para ello consulta a expertos en la materia.
“La salida de El Chamuco y los hijos del averno tiene un sentido político muy claro, contribuir a mantener la libertad de expresión. Sacar la publicación cuando el gobierno de (Felipe) Calderón tenía ganas de censurar en los primeros días de su gobierno”.
Para Ramón Valdiosera, pionero de la historieta en nuestro país refiere que la situación es crítica. “Los editores se volvieron millonarios, nunca pusieron una escuela para jóvenes talentos. Pudieron habernos apoyado, recordemos que México tuvo en Chamaco Chico y Pepín los únicos diarios de cómics en el mundo.
En lo que a la producción se refiere, Bachan resalta que la historieta se modificó gracias a la aparición de las computadoras. La mayoría de los nuevos dibujantes trabaja en programas como el Corel Painter IX, el Photoshop, el Freehand, el Word, el Painter -que según el artista imita más fidedignamente la experiencia de trabajar con papel-, el Indesign, que es el estándar de la industria editorial.
Para Bernardo Fernández Bef, trabajar en estos programas es más fácil corregir, almacenar, modificar “y el original se convierte en la copia impresa. El Internet te permite publicar en el extranjero o mandar tu material a otra ciudad en segundos”.
No obstante Ramón Valdiosera advierte: “Es una herramienta con la que nosotros de 1939 a 1959 no contamos, pero ¡cuidado! si uno se automatiza y no cultiva su creatividad, se hace dependiente”.
Aunque para Sixto Valencia, creador del Memín, la computadora es una herramienta fabulosa el proceso de hacer las historietas a mano le imprimía sentimiento. “En la computadora se ven muy parecidos los rasgos. Al estar dibujando a mano se nota el estilo de quien dibuja”.
La crisis en las ventas es un fenómeno que se manifiesta a escala mundial. Bachan que también trabajó para editorial Novedades manifiesta que salvo Japón y Francia el problema está en todos lados.
Armando Bartra considera que los diarios nunca le han apostado a un espacio estable en la historieta “pues es complicado y costoso”.
Afirmó que “como lenguaje no está muerta, hay gente que sigue y seguirá haciendo historieta. La historieta está para quedarse porque es un lenguaje, porque tiene clásicos, grandes obras, apasionados de hacerla y leerla; lo que si probablemente es historia es el tiraje y venta de millones de ejemplares, así como dibujar con un pincel, tinta, china, el restirador o lápiz.
“Debe ser rescatada, conservada, los grandes clásicos del siglo XIX y XX en México y en el mundo y tiene que ser consultadas por el todo público porque son tan clásicos como El Quijote, La Iliada y La Odisea”.
Bachan opina: “Yo me iría hoy en día a la red electrónica, en vez de pelear los escasos espacios en imprenta. En Internet, todos pueden verte sin filtros. El siguiente libro del Bulbo, por ejemplo se está creando actualmente online”.
Gracias a mi página electrónica Producciones Balazo tengo contacto con mis lectores. Hago mi promoción, aviso cuando estaré en algún evento y mis lectores van. No necesito las megadistribuidoras. Creo que en el futuro las editoriales tendrán que ser una empresa de servicio al autor de producción, impresión y envío”.
Para Betteo el Internet es un punto de apoyo, independiente, gratuito, sin remuneración económica, que puede ser un trampolín para que el artista encuentre su lugar en el medio impreso, probablemente fuera del país.
Pero no sólo la historieta ha encontrado nichos en Internet donde el dibujante se vuelve editor de su propio trabajo; también ha dado pie a la animación. Bachan realizó los primeros cortos de animación del comediante Polo Polo.
De igual forma El Fisgón ejemplifica: “En la red a la historieta puedes meterle movimiento como Patricio Ortiz en Los Miserables. En mi caso el cineasta Carlos Salces animó algunas historietas que hice sobre el tema de la reforma petrolera y se pasaron a un CD”.
Ejemplos abundan. El sitio electrónico http://www.cartonclub.com.mx/ está dedicado a caricaturistas, y ofrece al lector la posibilidad de adquirir tiras cómicas o dibujos de Naranjo, Hernández, El Fisgón, Cintia Bolio. El interesado escoge la imagen que hasta por un año podrá utilizar con sólo llenar un formulario y pagar con su tarjeta de crédito o efectuando un depósito bancario.
Otro portal de Internet que tiene el propósito de informar o dar a conocer el trabajo realizado por diversos dibujantes, editoriales, festivales, eventos, convenciones en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos es http://culturacomic.com/.
Betteo también trabaja el Concept Art, que maneja estilos gráficos y técnicas de ilustración para diseñar videojuegos, películas de animación y storyboards para comerciales.
“Veo con satisfacción que el público existe en Internet. Los estoy alcanzando y creciendo lentamente. A estas alturas, ya hasta puedo vivir de esto, por lo que puedo estar seguro que estaré creando material por años”.
Bef coincide que los web cómic sirven para promover tu historieta para que el público especializado se anime a comprarlo y confia que por primera vez se empiece a gestar un espacio dentro de las librerías. “Es el futuro como lo veo en la historieta. Mudarse a la librería, dejar atrás el puesto de periódicos y movernos en la dinámica de la industria del libro”.
Resalta dos editoriales encabezadas por mujeres que publican cómic mexicano. Resistencia, de Josefina Larragoiti Oliver que ha lanzado tres álbumes de cómics cortos. Por el otro lado, Caligrama que está apostándole a la novela gráfica acabo de publicar con Bachan la compilación de una historia que se llama Perros Muertos.
Al respecto, Sonia Batres, editora de Caligrama enuncia su labor: corrección de estilo, el diseño final de la edición, el registro de la obra ante organizaciones gubernamentales y sociales, la promoción del autor y la obra, la comercialización de la obra, la relación permanente con el autor y los lectores
“En otros países los artistas están tan especializados que difícilmente generan una obra individual, mientras que los artistas mexicanos son capaces de generar una obra en su totalidad. Allá existe la industria del cómic, aquí sólo existen esfuerzos aislados, y es lo que estamos tratando de cambiar”.
Bachan refiere que Marvel y DC son empresas que producen comics de calidad con buen dibujo, perspectiva, anatomía, color, proporción, y un ritmo de trabajo muy fuerte, “que aquí casi no tenemos. Llegar a publicar ahí te hace un extraordinario dibujante. Si hay algo que dejamos de explotar, es la parte ideológica, y la falta de atención a las historias que se están contando”.
“Quiero señalar que ya no es necesario emigrar. El más exitoso es Humberto Ramos. Trabaja para Marvel y ha dibujado Hombre Araña, Wolverine y sus propias historias. Lucas Marangón dibuja Star Wars para Darkhorse desde hace años”.
Sobre historietistas nacionales que tienen "en cajones" buenos proyectos enunció el caso de Pepeto en El Chamuco, Augusto Mora y Emmy Hernández.
En la actualidad para el creador de El Bulbo, nadie siguió a Rius, a Vergas. No tenemos un Jack Kirby (Estilo Marvel), un Osamu Tezuka (Japón) o un Moebius (Francia). Lo más cercano que tuvimos fue un Antonio Gutiérrez con Lagrimas y Risas, que hizo escuela con su estilo, pero ya es bastante viejo y no veo a nadie que lo reemplace.
“No tuvimos una industria que nos pusiera a un entintador, colorista, guionista. Edgar Clément, Betteo, Tony Sandoval, Ricardo García Micro y Lucas Marangón cuentan con un set de habilidades bastante más amplio que autores en otros países. Esto ya está siendo notorio, cuando un mexicano destaca en el extranjero lo hace por mucho”.
Bachan no catalogaría a una historieta mexicana, sino una historieta hecha en México. Y vislumbra un futuro optimista: “Mientras los lectores sigan pidiendo más historias, los productores estaremos en una carrera por dárselos. Tenemos que terminar con la idea de que el cómic tiene que seguir produciéndose en papel, ya que es un lenguaje que puede estar en pantallas, monitores, etc.”.
Bachan remarca que la historieta autoral se ha convertido como en una fábrica de franquicias, “de ahí salen ideas para hacer películas”.
Bef resalta Humberto Ramos, Tony Sandoval, Patricio Betteo, Bachan son gente de calidad para publicar en mercados globales. En general editores de cómic en Latinoamérica prácticamente no los hay. Siempre hace falta un editor y no me refiero al que pone el dinero sino a la persona que pueda tomar la distancia objetiva de tu trabajo para tener una opinión.
De su lado Bef recuerda que en anteriores ocasiones el gobierno se ha interesado por difundir y rescatar la historieta popular, y de esta manera, acercar a la gente a la lectura, aunque “no creo que valga la pena esperar esa iniciativa de la SEP. Todo lo que toca lo hecha a perder”, concluye.
Gantus, promotor de eventos de historieta confía en que si se tiene continuidad se generará una escuela que después producirán empresas que generen dinero y trabajo; “entonces podrá convertirse en una industria, con la diferencia que ahora se desarrollará de manera individual”.
Sobre el futuro de la historieta, Sonia Batres, editora de Caligrama, lo vislumbra brillante, “ya que contamos con autores muy talentosos. Necesitamos mantener el desarrollo de nuevas generaciones de artistas”.
Ramón Valdiosera asienta que los retos de la historieta son: capacitar a las futuras generaciones mediante la apertura de escuelas especializadas, instituir el Día del Historietista como en Argentina o Italia, conjuntar intereses afines entre el gremio historietil, llenar “los vacíos” y la falta de profesionalismo en el ramo, entre otros.
Valdiosera abrió el Centro Academia de Arte Secuencial (Av. 5 de Febrero # 493 col. Algarin. Cuauhtémoc); y está por abrir un Museo, donde se darán servicios educativos y profesionales a colegas, fans, coleccionistas, estudiantes y artistas.
Valdiosera concluye que hoy más que nunca políticos, editores, y creadores necesitan de la unión “limpia y franca, pues en ese barco llamado historieta vamos todos. Hay que cuidar el rumbo, carenarlo con calidad, con un velamen de imaginación y una brújula de legalidad”.
La historieta (Quinta parte)
Luis Reyes
Varios dibujantes coinciden en que a pesar de que los grandes tirajes ya desaparecieron, las editoriales se enriquecieron con su trabajo y hasta nuestros días continúan manteniendo ganancias que aún que les genera la historieta.
El debacle de venta, mencionan, es evidente y se debe a que no le dieron oportunidad al historietista de proponer nuevas ideas.
Desde hace 35 años, Rubén Soto se dedica a vender en un puesto de periódicos. Menciona que tiene cinco. Trabaja 10 horas diarias y dice que ahora los niños compran Big Bang, Dibujín revistas para aprender a dibujar, Bravo Porky y Patito feo que contienen series americanas o de caricaturas. En edades de 10 a 14 años se vende High School (74 pesos) “pero muy poco, es un precio muy elevado”.
“De Novaro y Novedades me abastecía mejor para los comics. Fue un cambio verdaderamente drástico pues al cerrar Novedades, se dejaron de vender El libro semanal y El Libro Vaquero.
Recuerda: “Cuando comencé hace 35 años lo que más se vendía de historietas era El Libro Semanal, Kalimán, Lágrimas y risas, Memín Pingüín, El minicapulinita, El Santo, La familia Burrón. Tan sólo ahora La familia Burrón, vale 10 pesos”.
“Del Memín traigo como diez y eso por el escándalo que suscitó en los Estados Unidos por la estampilla que según ofendía a los ‘negros’. A veces vendo una. La venta está cayendo en un 50 por ciento, estamos en franca quiebra”, lamenta.
En su opinión, la SEP debería encargar un periódico semanal a los niños “porque están perdiendo la cultura de la lectura y además no aprenden. Antes leían más los niños con El Hombre Araña y Los Cuatro Fantásticos”.
Francisco Ortega, dibujante del grupo creador de El Libro Vaquero refirió que en los 80 tiraba un millón de ejemplares a la semana. “Se llegó a vender hasta el norte de África, Centro y Sudamérica, sur de los Estados Unidos”.
Otra medida que causó polémica y que a decir de algunos expertos también agravó las ventas, fue que en diciembre de 2002, la Cámara de Diputados aprobó la medida de gravar con IVA a las revistas cuyo contenido no fuera cultural, científico o de análisis político, económico o social.
En enero de 2003, Gabriel Vargas, creador de La Familia Burrón, consideró absurda e injusta la medida sobre todo cuando las revistas dejan tan poco porque “Conaculta o Conacyt no tienen autoridad moral para decir qué publicaciones son buenas o malas; el pueblo es el que decide”.
Esa ocasión Manelick de la Parra, director de Grupo editorial VID, confió en que Conaculta o Conacyt reconocieran que toda revista con palabra escrita, popular o no, es parte de la cultura. Funcionarios de Editorial Televisa manifestaron que las revistas eran el primer contacto de los niños y la gente joven con la lectura.
No obstante, la historieta continúa siendo del agrado popular. De esto da cuenta un estudio de la Cámara Nacional de la Industrial Editorial Mexicana (Caniem), que contempla el tiraje (ejemplares producidos), más no el total de ventas que generan las publicaciones impresas.
De acuerdo a la Caniem en 2003 el tiraje a la semana de La Familia Burrón era de 25 a 30 mil ejemplares; Memín Pingüín, de 125 a 150 mil ejemplares; El Libro Vaquero, 800 mil ejemplares; El libro Semanal, 800 mil ejemplares; Las Chambeadoras, 300 mil ejemplares; y Grupo Televisa, con 142 mil ejemplares al año.
En el estudio realizado por la Caniem a publicaciones periódicas entre 2004 y 2005 se obtuvo que aunque en la historieta son más numerosos los títulos para niños y jóvenes; por ejemplares, las historietas para adultos son las que tienen los tirajes más altos.
La historieta ocupó el tercer lugar en el ranking de temas por número de ejemplares con 89 millones -13 por ciento del total-, por debajo de temas como el de magazine con 95 millones y el de espectáculos con 129 millones.
Por otro lado, se colocó en el cuarto lugar en el ranking de temas por número de títulos con 69 -es decir el 6 por ciento del total-, sólo por abajo de temas como el de la industria que tuvo 106, el de turismo con 75 y el de manualidades con 74 títulos.
En 2005 el de mayor tiraje fue para Memín Pinguín con 48 millones 100 mil copias anual. El libro vaquero (7 millones 644 mil copias anual) y El solitario (3 millones 224 mil copias anual), ambas para hombres, ocuparon el segundo y el tercer sitio en el ranking por tiraje anual.
Aquél año se suscitó la emisión de una serie de sellos de México con la caricatura de Memín Pinguín, que irritó a grupos afroamericanos en Estados Unidos, lo que benefició a la publicación.
Por ese entonces, Sixto Valencia, creador del Memín, narra que renació la demanda que tenía con editorial VID por haber falsificado tres números de la segunda edición de color que se hizo de la historieta en 1985.
“Yo quería 300 mil pesos. Me salieron con 100 mil pesos que al final acepté. Actualmente me dan mil 800 pesos por regalías mensualmente”.
En la actualidad el Memín se vende a 7 pesos. Si multiplicamos este precio por el tiraje que obtuvo (48 millones 100 mil ejemplares de ese año), el total de ventas sería de 366 millones 700 mil pesos. A esto se le restaría salarios y el gasto por material y distribución.
En el estudio de 2005, la Caniem resalta que Disney Witch (100 mil copias anual) fue la única historieta para niños y jóvenes entre las diez primeras además de Memín Pinguín.
El libro policiaco de color (dos millones 652 mil), Libro sentimental (dos millones 610 mil), Frontera violenta (dos millones 132 mil), La novela policiaca (un millón 976 mil), Lágrimas y risas (un millón 144 mil) y Hombres y héroes (936 mil) se ubicaron entre los diez primeros.
Resalta que Memín Pinguín también se ubicó por tiraje anual por arriba de títulos como TV notas, Tv y novelas, Vida del alma, Dia Siete, Teleguía, In touch semanal, Agenda Cinemex, Semanario de lo insólito y TV y más, es decir, tiene un siete por ciento de participación en el mercado.
De igual forma El Libro Vaquero tiene un tiraje anual más alto que publicaciones como Soccermanía, Fantasías eróticas, Men's health, Vochomanía y H para hombres.
Grupo Editorial Vid propietaria de los derechos de DC Comics y que en 2005 reeditó Memín Pinguín y La Familia Burrón, fue el primer lugar en participación de mercado por producción anual de revistas juveniles al registrar un tiraje anual de 53 millones 346 mil 80 copias; es decir el 52 por ciento del total, por arriba de editorial Televisa que registró 14 millones 364 mil 600 copias.
En participación de mercado por producción anual de revistas, la misma editorial se situó en tercer lugar con un tiraje anual de 57 millones 733 mil 684 copias, sólo por debajo de Editorial Televisa y Notmusa.
En comparación con en el estudio estadístico realizado entre 2005 y 2006 se obtuvo que las historietas a pesar del incremento significativo de 30 títulos, perdieron 24 millones de ejemplares.
En ese estudio, la historieta se posicionó en segundo lugar en el mercado con 99 títulos por debajo de las revistas de espectáculos que sumaron 118. Su tiraje anual es el tercero más alto sólo por debajo de las revistas de espectáculos y magazine. El 58 por ciento de los títulos tiene periodicidad mensual. Sólo tres historietas circulan en el ámbito internacional; el resto se limita a territorio nacional.
miércoles, 16 de junio de 2010
La historieta (Cuarta parte)
Luis Reyes
Nicandro es repartidor de gas. Cada mañana carga tanques de 45 kilos. Trabajo difícil para cualquiera, pero para este personaje de la historieta Cama Caliente de Grupo Editorial Estrella, no lo es. Repartir tiene sus ventajas si buscas sexo con las vecinas o con su amor platónico: ¡Martitaaaa!
Según el Reglamento sobre Publicaciones y Revistas Ilustradas en su artículo 7 este tipo de historietas no presentarán desnudos, ni expresiones de cualquier índole contrarios a la moral y a la educación; ostentarán en lugar visible que son para adultos y sólo podrán exhibirse en bolsas de plástico cerradas.
Frases como “empieza por mi pepita”, “me conformo con un dedo en el chiquito”, me toca una metidita”, voy a ahogarlas con mis mooocos”, “dame más duro”, “hasta el fondo”, son encontradas en los diálogos, acompañadas por dibujos con contenido sexual.
Zenaido Velásquez Fuentes, dibujante de Delmónico’s Erótica, narra como algunas se transformaron en pornográficas: "La historieta industrial fue producto de la sobreexplotación de géneros de historieta realista y cómica (policiaco, romántico, aventuras, terror, ficción, vaqueros, costumbrista, lucha libre), creados en la época de oro.
“En los años 60 imperaban los de personajes como Memín Pingüín, Lagrimas risas y amor, El payo, Brujerías, Hermelinda Linda, Torbellino, Viruta y Capulina, Chanoc, Kaliman, Los Supersabios, Los Supermachos, Fantomas, Kendor, El Samuray, La familia Burrón.
“En dibujo realista, la Novela policiaca, El libro semanal, Sentimental, Minipoliciaca y Miniterror”.
Para los 70 y 80 la historieta, prosigue, entra en crisis y en franca extinción y sólo subsisten –por mencionar algunos— El pantera, Los agachados, Simón Simonazo, Dinamita, El viejo, La bestia, Karmatrón, El hombre de negro, El capitán pelotas, El libro vaquero, El espejo de la vida y Grandes novelas.
Velásquez recalca que es en los 80 cuando las necesidades de producción y ventas introdujeron que la división del trabajo (fragmentación y diseminación de la obra) se realizara fuera del estudio del taller del dibujante.
Asimismo, agrega, las historietas de personajes desaparecieron y se explotaron los géneros con fórmulas exitosas. Los temas: costumbristas, populistas, paródicos, satíricos, con un lenguaje “dicharachero” y alburero. “Así nacieron los famosos Sensacionales (de luchas, maestros, traileros, barrios).
“La calidad narrativa y plástica de la historieta se vio mermada y afectada al enfocar el esfuerzo no en la calidad artística literaria sino en la cantidad y producción de los historietistas, dibujantes y escritores.
“De los 90 al 2000 con excepción de El Santos y La Tetona Mendoza, la historieta transita de los albures a la cachondería, al erotistimo vulgar, la pornografía no estética explícita o no”.
“A principios de este milenio la historieta pierde porque en la elaboración no hubo ningún respeto para el creador, ni para el público cautivo y propenso a la morbilidad, compuesto por trabajadores de escasa educación”, enuncia.
Velásquez Fuentes considera que el neoliberalismo afectó la economía de los consumidores, además del “conservadurismo político prevaleciente, que santifica la cultura en la cual no hay lugar para el juego erótico y pornográfico, aunque en privado se practica todo lo que se condena”.
Además, subraya, estos dos factores agudizaron la crisis de la historieta y la llevaron al nivel en la que actualmente se encuentra.
“El afán de lucro de las grandes editoriales EJEA, Novedades, VID, las necesidades económicas y la inconsistencia de los historietistas la convirtieron en un producto de mala calidad. El tamaño, el dibujo, las historias, las técnicas y estilos no se actualizaron.
“A las editoriales no les importó darle la estocada final a una de las tradiciones populares más profundas, que formaba parte de la cultura del mexicano; misma que se vino forjando por Pepines y Chamacos. A los creadores se les volvió maquiladores, trabajadores a destajo”.
Por otra parte, acota que a la mayoría de los historietistas nunca les reconocieron calidad de autores o asalariados, por lo que los empresarios les otorgaron prestaciones laborales ni autorales.
Para el dibujante Bef el caso de Rius es sorprendente pues “es el padre y gran autor del cómic didáctico de México; un marginal en esta gran industria que dibujaba un híbrido entre cómic autoral e industrial.
Bartra subraya que la pornografía dibujada no es competencia para un video de contenido sexual pues éste se puede comprar por 10 pesos. “La pornografía dibujada está de capa caída y es un refugio de la historieta más rutinaria”.
El investigador sostiene que existen casos notables y excepcionales como Buba, de Pepe Quintero, quien tuvo posibilidad de difundirlo “de manera menos clandestina en La Mosca, publicación ahora extinta”.
Otro caso, apunta, es Bernado Fernández Bef, reconocido historietista e ilustrador que en Monorama condensó 20 años de su trabajo y con Pulpo Cómics recopiló el trabajo de 28 jóvenes historietistas.
Bef explica que en Pulpo Cómics le interesaba hacer un retrato de generación de quién en ese momento estaba realizando cómic. “Lo único que pedí es que el tema fuera ciencia ficción y enfocado a adolescentes y adultos”.
Fernández explica que en industria de la historieta en México no siempre hubo la oportunidad para que nuevos autores pudieran desarrollarse. “Había un requerimiento voraz de historietas semanales que en esa dinámica ahogaban la calidad”.
Indica: “Estamos hablando de hace unos 15 años y las generaciones que nos siguieron se formaron no en la historieta mexicana sino en la extranjera. Rafael Marín, guionista de Los Cuatro Fantásticos, decía que es como si te prestaron juguetes muy bonitos y caros, pero no te dejan hacer nada con ellos”.
“Como Humberto Ramos, dibujante en Marvel y DC. Él trabaja con una marca y no con un personaje. Las ventajas son que su trabajo va a ser muy conocido y bien pagado que si haces un trabajo autoral”.
martes, 15 de junio de 2010
La historieta (Tercera parte)
Luis Reyes
El reconocimiento a la propiedad de su obra y la creación de nuevos contratos con los editores en los que se incluyan pagos proporcionales en función de las ventas para el dibujante, es la misión de la Sociedad Mexicana de Historietistas (SMH).
A decir de su presidente Francisco Ortega, los historietistas se unieron en una sociedad autoral porque las editoriales disminuyeron la cantidad de trabajo y depreciaron el pago por cartón; no obstante las grandes ganancias que la historieta aún les genera.
Otra de las causas, dijo, es que los editores estandarizaron mediante la subdivisión del trabajo, el pago de los dibujantes sin tomar en cuenta experiencia y trayectoria, además de que optaron por realizar contratos unilaterales.
Según Ortega el origen de las subdivisiones surgió cuando en los años 40 los tirajes se incrementaron. El editor para subsanar la demanda hizo que los dibujantes se dedicaran a escribir; el guionista original era el mismo dibujante.
Para los 50 -prosigue- la demanda fue mayor y empiezan a involucrar a escritores de historieta sin ser propiamente dibujantes y llega una etapa donde los escritores crean personajes en mancuerna con un dibujante como en Chanoc o La pantera.
“En los 80 fue más evidente por el incremento de ventas. En editorial NIESA hay argumentista, dibujante y portadista. En Mango y Toukan existe el dibujante a lápiz, el dibujante de la figura, el entintador, el escenógrafo. A las editoriales les beneficia porque la obra es indivisible, lo que los acredita como dueños morales de la obra”.
Constituida desde 1984, la SMH cuenta con unos 300 socios activos y gestiona el pago, cobro y entrega de regalías a sus socios, y retiene un porcentaje para la administración del organismo.
“La historieta actual sigue existiendo y se puede decir que ya no existen los grandes tirajes que dejaron jugosas ganancias aunque sigue siendo un negocio bastantes atractivo, con temáticas gastadas donde los editores no quieren innovar.
“Una constante que surge es la enajenación de los derechos patrimoniales, donde en el contrato de la empresa, el dibujante cede la libre explotación de la obra a cambio de una contraprestación, pero hay artículos que no nos favorecen”, considera.
Al respecto, la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM), refiere que los derechos patrimoniales son los que tiene el autor para explotar de manera exclusiva sus obras, o autorizar a otra persona dicha explotación.
Un caso muy conocido en el que la editorial explotó la obra del autor sin su consentimiento fue el Memín Pinguín. Sixto Valencia, su creador, acusó que en la segunda edición de color sus dibujos fueron plagiados. “Fue cuando los demandé en 1985”.
“El derecho de la obra no lo conseguí. Malenick (presidente de editorial VID) me dijo: Es de mi madre (Yolanda Vargas Dulché). ¿Y cómo tengo el registro yo? –Le dije. No sé cómo le habrás hecho – me respondió. Le reclamé: Por qué no renovaron su registro, hay que pagarlo cada año”.
Como integrante del grupo de El Libro Vaquero en Novedades Editores, Ortega narra: “La empresa nombró un director de arte para conformar un equipo para crear un western semanal apegado a la idiosincrasia del mexicano. Cuando Novedades Editores cambió a Nueva Impresora (Niesa) a los creadores se nos expulsó del proyecto.
“Iniciamos una demanda laboral en 2002 que duró ocho meses y nos liquidaron. Ahora los dibujantes que laboran para NIESA retoman la idea y se ‘refritea’ los guiones. Metimos una demanda autoral por la titularidad de El Libro Vaquero. La empresa se apropió de los derechos patrimoniales.
“Lo trascendente es que nunca se había metido una demanda en grupo de esta magnitud. Optaron con liquidarnos y empezamos una nueva relación con NIESA. Al lapso de dos años dejan de pagarnos. En 2006 volvimos a demandar y ganamos”.
Una realidad más positiva ha sido para historietistas como Bachan. Explica: “Sueño hecho realidad en Caligrama. Un editor que publica mis historias, confiando en mis ideas, y que no me obliga a cambiar mis contenidos salvo mis ocasionales faltas de ortografía. Que comparte el riesgo en vez de sólo pagar por el trabajo”.
“En Caligrama nos dan adelantos y pagan por porcentaje de venta. Algo más justo, pero que requiere mucho más compromiso por parte del autor”.
La experiencia del historietista Bef es que en Editorial Resistencia ha logrado tener el mismo trato como cualquier otro autor de libros. Eres “dueño de tus derechos patrimoniales, de traducción y personajes y el editor te paga por regalías de ventas.
El ilustrador Betteo refiere que las regalías no son parte común de los contratos. ”Hay que batallar por ellas y esperar que la publicación se venda. Si no, valga la broma, uno termina debiéndole dinero a las editoriales”.
Édgar Clément, creador de la novela gráfica Operación Bolívar ejemplifica que termina el cómic y lo ofrece a una editorial. “Pacto un pago por páginas y por regalías. Mi trabajo como el del editor es capital de riesgo”. Clément no sólo dibuja y escribe sus historias, sino que también se ha autoeditado.
“Los nuevos dibujantes tienen que competir con niveles de calidad muy altos y baratos. Hay editoriales que prefieren pagar licencias que arriesgar con un autor nuevo. Se tiene que ser bastante bueno para trabajar en una editorial mexicana o ir a Europa o Estados Unidos a buscar mejores oportunidades”.
Sonia Batres, editora de Caligrama, opina que el autor sí puede ofrecer directamente su obra al lector, sin embargo “renuncia a la corrección de estilo, el aval generado por el crédito mercantil de la editorial, la promoción del autor y la obra, y la comercialización”.
“Aunque del gobierno no existen limitantes, tampoco existe ningún fomento. Lo que nos afecta es la poca competitividad de la industria gráfica; producir un libro en México dirigido a nichos es demasiado caro”, acota.
Después de la demanda con Novedades Francisco Ortega, sostiene que se rompió el tabú de que no se podía tocar a las empresas. “La sociedad llegó a tener convenios con Novedades, donde se establecieron regalías sobre las ganancias netas. Además se buscan contratos que determinen la relación entre editor y autor, donde no se esquilme los derechos del dibujante.
“En la actualidad nos aplican un artículo diseñado para autores de enciclopedia donde es muy difícil determinar al autor pues en ese tipo de publicaciones colaboran varios especialistas. Sobre esta figura, la obra la consideran indivisible”.
“Hemos intentado cooperativas que hasta el momento no han tenido éxito. Esto es una forma de eliminar al editor o intermediario. La historieta que existe es la que quiere el editor, no la que crea el autor. Los grandes proyectos están guardados en los cajones”.
Considera que el trabajo del historietista debe ser revalorado pues se le paga por crear una publicación que integra tres artes: literatura, dibujo y pintura y reitera que los malos ingresos ha obligado a que los dibujantes decidan ir a Francia, Estados Unidos, Bélgica, Japón, Canadá.
“La sociedad de autor es la nave que nos pude llevar a que los derechos se cumplan y que sea el enlace con otros grupos de creadores para que el autor pueda pensar en una nueva historieta en México donde confluyan todas las corrientes”, concluye.
El reconocimiento a la propiedad de su obra y la creación de nuevos contratos con los editores en los que se incluyan pagos proporcionales en función de las ventas para el dibujante, es la misión de la Sociedad Mexicana de Historietistas (SMH).
A decir de su presidente Francisco Ortega, los historietistas se unieron en una sociedad autoral porque las editoriales disminuyeron la cantidad de trabajo y depreciaron el pago por cartón; no obstante las grandes ganancias que la historieta aún les genera.
Otra de las causas, dijo, es que los editores estandarizaron mediante la subdivisión del trabajo, el pago de los dibujantes sin tomar en cuenta experiencia y trayectoria, además de que optaron por realizar contratos unilaterales.
Según Ortega el origen de las subdivisiones surgió cuando en los años 40 los tirajes se incrementaron. El editor para subsanar la demanda hizo que los dibujantes se dedicaran a escribir; el guionista original era el mismo dibujante.
Para los 50 -prosigue- la demanda fue mayor y empiezan a involucrar a escritores de historieta sin ser propiamente dibujantes y llega una etapa donde los escritores crean personajes en mancuerna con un dibujante como en Chanoc o La pantera.
“En los 80 fue más evidente por el incremento de ventas. En editorial NIESA hay argumentista, dibujante y portadista. En Mango y Toukan existe el dibujante a lápiz, el dibujante de la figura, el entintador, el escenógrafo. A las editoriales les beneficia porque la obra es indivisible, lo que los acredita como dueños morales de la obra”.
Constituida desde 1984, la SMH cuenta con unos 300 socios activos y gestiona el pago, cobro y entrega de regalías a sus socios, y retiene un porcentaje para la administración del organismo.
“La historieta actual sigue existiendo y se puede decir que ya no existen los grandes tirajes que dejaron jugosas ganancias aunque sigue siendo un negocio bastantes atractivo, con temáticas gastadas donde los editores no quieren innovar.
“Una constante que surge es la enajenación de los derechos patrimoniales, donde en el contrato de la empresa, el dibujante cede la libre explotación de la obra a cambio de una contraprestación, pero hay artículos que no nos favorecen”, considera.
Al respecto, la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM), refiere que los derechos patrimoniales son los que tiene el autor para explotar de manera exclusiva sus obras, o autorizar a otra persona dicha explotación.
Un caso muy conocido en el que la editorial explotó la obra del autor sin su consentimiento fue el Memín Pinguín. Sixto Valencia, su creador, acusó que en la segunda edición de color sus dibujos fueron plagiados. “Fue cuando los demandé en 1985”.
“El derecho de la obra no lo conseguí. Malenick (presidente de editorial VID) me dijo: Es de mi madre (Yolanda Vargas Dulché). ¿Y cómo tengo el registro yo? –Le dije. No sé cómo le habrás hecho – me respondió. Le reclamé: Por qué no renovaron su registro, hay que pagarlo cada año”.
Como integrante del grupo de El Libro Vaquero en Novedades Editores, Ortega narra: “La empresa nombró un director de arte para conformar un equipo para crear un western semanal apegado a la idiosincrasia del mexicano. Cuando Novedades Editores cambió a Nueva Impresora (Niesa) a los creadores se nos expulsó del proyecto.
“Iniciamos una demanda laboral en 2002 que duró ocho meses y nos liquidaron. Ahora los dibujantes que laboran para NIESA retoman la idea y se ‘refritea’ los guiones. Metimos una demanda autoral por la titularidad de El Libro Vaquero. La empresa se apropió de los derechos patrimoniales.
“Lo trascendente es que nunca se había metido una demanda en grupo de esta magnitud. Optaron con liquidarnos y empezamos una nueva relación con NIESA. Al lapso de dos años dejan de pagarnos. En 2006 volvimos a demandar y ganamos”.
Una realidad más positiva ha sido para historietistas como Bachan. Explica: “Sueño hecho realidad en Caligrama. Un editor que publica mis historias, confiando en mis ideas, y que no me obliga a cambiar mis contenidos salvo mis ocasionales faltas de ortografía. Que comparte el riesgo en vez de sólo pagar por el trabajo”.
“En Caligrama nos dan adelantos y pagan por porcentaje de venta. Algo más justo, pero que requiere mucho más compromiso por parte del autor”.
La experiencia del historietista Bef es que en Editorial Resistencia ha logrado tener el mismo trato como cualquier otro autor de libros. Eres “dueño de tus derechos patrimoniales, de traducción y personajes y el editor te paga por regalías de ventas.
El ilustrador Betteo refiere que las regalías no son parte común de los contratos. ”Hay que batallar por ellas y esperar que la publicación se venda. Si no, valga la broma, uno termina debiéndole dinero a las editoriales”.
Édgar Clément, creador de la novela gráfica Operación Bolívar ejemplifica que termina el cómic y lo ofrece a una editorial. “Pacto un pago por páginas y por regalías. Mi trabajo como el del editor es capital de riesgo”. Clément no sólo dibuja y escribe sus historias, sino que también se ha autoeditado.
“Los nuevos dibujantes tienen que competir con niveles de calidad muy altos y baratos. Hay editoriales que prefieren pagar licencias que arriesgar con un autor nuevo. Se tiene que ser bastante bueno para trabajar en una editorial mexicana o ir a Europa o Estados Unidos a buscar mejores oportunidades”.
Sonia Batres, editora de Caligrama, opina que el autor sí puede ofrecer directamente su obra al lector, sin embargo “renuncia a la corrección de estilo, el aval generado por el crédito mercantil de la editorial, la promoción del autor y la obra, y la comercialización”.
“Aunque del gobierno no existen limitantes, tampoco existe ningún fomento. Lo que nos afecta es la poca competitividad de la industria gráfica; producir un libro en México dirigido a nichos es demasiado caro”, acota.
Después de la demanda con Novedades Francisco Ortega, sostiene que se rompió el tabú de que no se podía tocar a las empresas. “La sociedad llegó a tener convenios con Novedades, donde se establecieron regalías sobre las ganancias netas. Además se buscan contratos que determinen la relación entre editor y autor, donde no se esquilme los derechos del dibujante.
“En la actualidad nos aplican un artículo diseñado para autores de enciclopedia donde es muy difícil determinar al autor pues en ese tipo de publicaciones colaboran varios especialistas. Sobre esta figura, la obra la consideran indivisible”.
“Hemos intentado cooperativas que hasta el momento no han tenido éxito. Esto es una forma de eliminar al editor o intermediario. La historieta que existe es la que quiere el editor, no la que crea el autor. Los grandes proyectos están guardados en los cajones”.
Considera que el trabajo del historietista debe ser revalorado pues se le paga por crear una publicación que integra tres artes: literatura, dibujo y pintura y reitera que los malos ingresos ha obligado a que los dibujantes decidan ir a Francia, Estados Unidos, Bélgica, Japón, Canadá.
“La sociedad de autor es la nave que nos pude llevar a que los derechos se cumplan y que sea el enlace con otros grupos de creadores para que el autor pueda pensar en una nueva historieta en México donde confluyan todas las corrientes”, concluye.
domingo, 13 de junio de 2010
La historieta (Segunda parte)
Luis Reyes
La historieta sobrevivió siempre acompañada de precarias condiciones laborales para los dibujantes. Una de las razones, según las grandes editoriales, es que la venta de historietas dejó de ser rentable, pero la explotación continuó siendo la misma para sus creadores.
La ciudad de México se convirtió en La Meca de historietas, de dibujantes provincianos en busca de la consagración profesional. Saltaron a la industria sin reclamar reconocimiento autoral, ni derechos laborales, donde las editoriales dispusieron de su obra como propia.
“Pronto los empresarios aprendieron a exprimirlos a cambio de migajas y palmaditas en el hombro o con amenazas y secuestro”, asienta Puros cuentos historia de la historieta en México 1934-1950, de Armando Bartra y Juan Manuel Aurrecoechea.
Cuando la demanda de historietas creció, la producción de un dibujante llegó a ser de 12 cartones diarios. El pago era “raquítico: 50 centavos la página y 1.50 pesos el dibujo”.
Ramón Valdiosera, pionero de la historieta mexicana, narra que la explotación laboral era tal que “tuvimos que estar tres días y noches continuas sin dormir y sin comer” y menciona que a fines de los 30 y 40 es la más rápida del mundo, donde los moneros se sometieron a ritmos de trabajo frenéticos.
Cadena García Valseca se convirtió en la más grande empresa periodística del país y una de las más extensas en el mundo. Otros beneficiados fueron los consorcios editoriales Novedades Editores y Publicaciones La Prensa.
También Francisco Sayrols, Ignacio Herrerías y José García Valseca –editores de Paquín, Pepín y Chamaco, cómics de mayor éxito en los 30 y 40— se enriquecieron con las ventas de estas publicaciones.
Con Paquín, el español Sayrols se convierte en el primer editor de revistas de monitos a escala industrial; el coronel García Valseca llegó a controlar una cuarta parte de la prensa nacional y lo logra con Pepín. El periodista Herrerías consigue editar el primer diario de historietas del mundo y la revista mexicana de mayor tiraje en su tiempo: Chamaco.
La industria editorial se vio acelerada por el Cardenismo mediante la creación en 1935 de la paraestatal Productora e Importadora de Papel, Sociedad Anónima (PIPSA), lo que propicia “el despegue de varios empresarios editoriales”.
A quien se debe que los pepines y chamacos pudieran ser distribuidos, es a los voceadores: ellos no resultaron beneficiados. La imagen recurrente de ese tiempo era observar niños “papeleritos” durmiendo en banquetas usando como cobija unos cuántos periódicos, cuenta la publicación.
La “indignación social” hace que surja en 1923 la Unión de Expendedores, Voceadores y Repartidores de la Prensa, con un centenar de agremiados y comandada por el secretario Manuel Corchado.
A fines de los 20, ese gremio presume que 600 voceadores acuden a escuelas diurnas y nocturnas, sumado a la repartición “tres veces” de trajes de mezclilla y ropa interior.
No obstante, la investigadora Irene Herner define que la Unión se convirtió en un “poderoso organismo hegemónico que controla el proceso de distribución de las publicaciones (…) creando un monopolio”.
En la escena aparece el poderoso distribuidor: Everardo Flores, de quien se dice se asoció con Valseca para lanzar Pepín y desbancar las historietas de Sayrols. Flores y Corchado se transforman en dueños indiscutibles del mercado de diarios y revistas.
El dibujante Alfonso Tirado recuerda que Corchado El Viejo y Don Everardo decidían el triunfo o la muerte en la venta de una publicación.
Con el objetivo de buscar regalías independientes, en 1936, Ramón Valdiosera –a sus 18 años— funda estudio Artistas Unidos, conformada por diez dibujantes que tratan de colocar historietas en los Estados Unidos. El proyecto fracasó.
La idea de Valdiosera dio pie para que surgieran seudosindicatos como el de Otero, quien compraba la producción, mientras que a “los dibujantes los traía muertos de hambre”, recuerda el historietista Francisco Galindo.
Luego comenzó la guerra entre editores por incorporar a los dibujantes más valiosos.
“El Coronel García Valseca le quiere quitar a Herrerías a Butze y Salas. Se lleva Abel Quezada y Pancho Flores. El Chamaco Herrerías trata de quedarse con José G. Cruz y Gabriel Vargas. Cruz acepta trabajar para Herrerías porque le pagaba más y Valseca en represalia, ordena secuestrar a Cruz”.
“A Cruz, Valdiosera y a mí nos tuvieron varios días encerrados con pistoleros”, acota.
Galindo menciona que en 1943 cuando Herrerías y Valseca negocian una tregua acaban los buenos tiempos. Una empresa multimillonaria y moderna sostenida por un puñado de dibujantes y guionistas.
Un caso laboral que llamó la atención fue el de Novedades Editores. Zenaido Velásquez Fuentes explica que desde 2004 Novedades iba a ser vendida y la sección de historietas se la iban a quedar los nietos de O'Farril con la razón social Niesa (Nueva Impresora).
“Novedades empezó a liquidar a 30 escritores y dibujantes. No obstante, varios freelance se inconformaron porque estaban considerados como trabajadores por honorarios. La empresa no tenía planes de liquidarlos. Posteriormente se demostró que nuestro trabajo es continuo en la Ley Federal del Trabajo, lo que se denomina por obra y tiempo indeterminado”.
Ese mismo año prosiguió otro demanda contra Editorial EJEA. Según varios dibujantes, esta empresa “se escondió” en Editorial Competencia al cambiar de razón social y suspendió un pago de los historietistas. Al final fueron indemnizados.
El último caso es el de la editorial Toukan y Mango en octubre de 2008. Aquí el conflicto laboral se suscitó cuando los dueños, Jaime y Germán Flores, empezaron a bajar el precio por cartón (página) a 50 pesos, además de una disminución a 20 cartones por semana por dibujante. Los historietistas la demandaron.
En la primera demanda del 14 de octubre de 2008 de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA) diez trabajadores piden el reconocimiento de su relación laboral con la empresa, la reinstalación de su fuente de trabajo, el pago de los salarios caídos, prestaciones e indemnización “justa”.
En la segunda querella del 21 de octubre, demandan la expedición de un contrato de trabajo por tiempo indefinido y el reconocimiento de seguro social, vacaciones, aguinaldo, entre otras.
Velásquez Fuentes explica: “Por un lado no nos dan regalías y han estado despidiendo a gente con antigüedad. Llevamos la demanda con el abogado José Luis Romero que pertenece a la Organización Nacional de Abogados Democráticos. Hay trabajadores que tienen desde 15 hasta 37 años laborando, como Ángel Mora creador del Chanoc”.
Agregó que las editoriales argumentan “sin demostrar” que no hay ventas y nos bajan la cantidad de trabajo y los precios de la historieta.
Por su parte, Alfonso Olivos, dijo que les dieron el más reciente contrato hace seis años y hasta la fecha no les han dado otro. “Propuse el proyecto Noches de reventón y me hicieron firmar una renuncia en blanco para que ellos pudieran publicarla. Si no lo firmabas, no podías pasar a cobrar”. Iván Santillán, portadista despedido de dicha empresa, mencionó que en los contratos cedieron los derechos autorales a la editorial; no obstante, que tienen registro de autor.
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