jueves, 20 de junio de 2013

La selección mexicana. ¿Decepción o martirio? II



Luis Reyes. La selección mexicana es como aquel hijo irresponsable que cuando hace algo mal, se le trata de defender, de esconder ante los medios, pobre selección, hay que cuidarla desde los micrófonos del duopolio televisivo, hay que apapacharla. Todo mundo opina de la selección, quieren ser directores técnicos, gritan desde un monitor. Lo confieso a mí también me ha pasado. Los seleccionados nacionales niegan que se hayan ido a un table dance a pasársela bien, tal vez querían un poco de masajito para jugar mejor, no lo sabemos. Se dice que estuvieron involucrados Giovani Dos Santos, Andrés Guardado, Javier Aquino, Javier, “Chicharito”, Hernández, Francisco Javier, “Maza”, Rodríguez y Aldo De Nigris. Lo cierto es que su participación en esta Copa Confederaciones ya terminó. Su partido contra Japón será puro trámite y con el Jesús en la boca de haber si ahora sí juegan bien en la eliminatoria y pueden calificar.

El futbol mexicano es de mafias. La Federación Mexicana de Futbol es una mafia. Los clubes ven en sus academias de futbol una minita de oro en los niños y jóvenes que quieren hacer carrera en un deporte modesto. Si algún jugador sobresale en primera división el club o el promotor tratará de sacarle la mejor tajada, olvidándose de su afición que lo vio crecer. Resultados a corto plazo, contratos multimillonarios de jugadores mediocres, comentaristas a modo que inventan duelos titánicos en partidos aburridos, patrocinadores que éstarán muy decepcionados si la selección mexicana no logra su pase al Mundial de Futbol. Imaginemos ¿qué pasaría si México no califica? ¿Habrán suicidios masivos? ¿El Ángel de la Independencia caerá como Luzbel? Mucho dinero de por medio.

El futbol deja dinero, es el mejor distractor de una sociedad anquilosada de diversión efímera cada fin de semana y junto con las telenovelas es lo que consumimos, lo que más observamos y demandamos como mexicanos. Los jugadores de futbol profesional se quejan de la política de transferencias dentro de la liga. No tienen voz ni voto, simplemente son vendidos como mercancías. Si mañana no dejan ganancias no importa, son vendidos o marginados a jugar en equipos más pequeños o de primera A. Nadie dice nada, todo sigue igual; o vamos a cambiar para que todo siga igual, gatopardismo futbolero y barato.

Ayer perdió Mexico contra Brasil. Una selección brasileña que no evoca las grandes que tuvo de antaño, con Neymar, una figura que fue vendida al Barcelona por 45 millones de euros y aún así dicen que es un jugador barato. ¡Madre mía! Ese jugador dio una gran lección como ser humano por encima del negocio y el espectáculo. Dijo: “Estoy triste por todo lo que está pasando en Brasil. Siempre tuve fe en que no sería necesario llegar al punto de tomar las calles para exigir mejores condiciones de transporte, salud, educación y seguridad, esto es todo obligación del gobierno. ¡Quiero un Brasil más justo, más seguro, más sano y más honesto!”. La gente salió a las calles a un año del Mundial y con pancartas y reclamos expresó: “Brasil, hay que recordar que un profesor vale más que Neymar”.

Aquí como mexicanos la protesta es vista con recelo, "bola de culeros o de huevones buenos para nada", ese es el pensamiento del que "si trabaja" o dice trabajar. Los políticos lo aplican en sus campañas para que todo siga igual. No se trata de protestar por protestar, se trata de concientizar y canalizar la protesta de forma inteligente y organizada. Cómo es posible que permitamos que un jugador profesional de futbol no desquite lo que gana cuando en varios lugares de la república millones de mexicanos sobreviven con lo mínimo. "Se me mueren mis manos de tanto tejer sombrero para sólo recibir cinco pesos diarios", leía el testimonio de una mujer mixteca. Somos capaces de regatear a estos ciudadanos pero somos también capaces de comprar una playera de temporada aunque tenga un precio groseramente caro.
Ayer los brasileños dieron un ejemplo enorme al ser una sociedad más comprometida dentro de sus núcleos, más proactivos y que no esperan que ningún político llegue a cambiarles la vida. El gobierno brasileño invirtió 15 mil millones de dólares para la Confederaciones y la Copa del Mundo. El gobierno federal de Felipe Calderón gastó más de mil millones de pesos en un monumento que no sirve para nada. En principio se nos dijo que costaría 200 millones de pesos, ¿cuánto se habrán robado? En mayo, un juez federal resolvió dictar auto de formal prisión a 8 de 12 ex funcionarios de la empresa paraestatal iii Servicios por modificar los cimientos y meter material de mala calidad. Por eso tenemos el país y la selección que merecemos. Idolatramos la mediocridad y despreciamos a los mexicanos que se parten el alma para sobrevivir. ¡Ya basta!

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