Un espacio cibernauta en el que Dios no tiene la última palabra y Lucifer podría dártela
martes, 26 de junio de 2012
Voy con AMLO, porque si Televisa impone a Peña Nieto, poco le falta para que un concesionario sea Presidente
El poder ideológico de Televisa influyó para imponer la imagen de Enrique Peña Nieto, un candidato que al principio de su campaña no pudo siquiera responder cuáles han sido los tres libros que lo marcaron en su vida y que por redes sociales fue mordazmente criticado.
Que yo recuerde en Televisa no ví en alguno de sus noticieros que le diera cobertura al reparto ilegal de despensas del tricolor; por el contrario, se dedicaron casi al cierre de campañas, de minimizar las anomalías detectadas en estados de la República sobre las operaciones Carrusel y Ágora que le darán millones de votos a Peña Nieto en el supuesto de lograr su cometido; esperemos que el Instituto Federal Electoral resguarde como se debe estos comicios porque podría desencadenar escenarios complicados.
Sólo pregúntémonos en qué ámbito no tiene presencia Televisa, porque ésta está omnipresente en la población; en el Estado (Telebancada); dentro de la familia (programación); en los negocios (fusión Televisa-Iusacell); en los partidos políticos, sindicatos y organizaciones civiles. Además, desde sus cadenas nacionales estableció la agenda política y ha magnificado hasta el cansancio la idea dominante de que Peña Nieto ya es inalcanzable.
Este sexenio será recordado por haber aprobado su fusión con Iusacell, la cual sólo maximizará las libertades y derechos de ambas empresas; y reducirá o eliminará el de los ciudadanos. En el futuro los políticos seguirán todavía más maniatados en aparecer en la televisión para proyectar sus carreras políticas, un cáncer mediático y fáctico que ellos mismos engendraron y que ha crecido de manera muy peligrosa.
Así, Televisa seguirá amparada en la libertad de expresión como un poder “oculto” para difundir encuestas, sondeos, mesas de discusión y analistas que servirán como mecanismos de manipulación y estandarización de la opinión pública.
Por otra parte, lo positivo que dejaron estas elecciones a mi parecer fue que tanto Facebook como Twitter, se estrenaron como eficaces herramientas políticas para contrastar las campañas de todos los candidatos y serán recordados los famosos bots en Twitter para inflar la popularidad del candidato presidencial del PRI, aquellas entidades ficticias que multiplicadas por miles le permitieron al señor spot mantenerse vigente, omnipresente y puntero, pues en un principio los tuiteros afectaron su campaña.
Que el poder del ciudadano radique en observar el crisol informativo que existe y no sólo esa fábrica de sueños políticos que se ha convertido la televisora de Emilio Azcárraga Jean, empresa desacreditada por The Guardian y que, en el futuro, difícilmente podrá reconstruir su credibilidad. Sigo en lo dicho, una de las razones por las que mi voto será por Andrés Manuel López Obrador es porque ha sido el que se ha expresado más abiertamente a fomentar la competencia en el ramo de las telecomunicaciones; observo más reticencia en Josefina Vazquez Mota y Enrique Peña Nieto, pues tienen cuentas pendientes con la televisora. Nada está escrito.
Finalmente, ninguno a la telebancada más grande de la historia y que por mencionar algunos se encuentran: Arely Gómez, hermana de Leopoldo Gómez, vicepresidente de Noticieros Televisa; Tristán Canales, expresidente de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión; además de Javier Orozco Gómez y Gerardo Flores Ramírez, senador y diputado por el Partido Verde Ecologista de México; entre otros.
Si ahora Televisa es capaz de imponer un Presidente priísta, poco les falta para que un concesionario televisivo se convierta en el nuevo Ejecutivo, eso sí lo permitimos. Luis Reyes
viernes, 15 de junio de 2012
Las hormigas y los pájaros
Ayer por la tarde decidí descansar un momento del trajinar diario, darme un respiro a esa vida que se nos escapa moviéndonos de un lado a otro,de aquí para allá, de allá a acullá. Estaba tan cansado que decidí refrescarme un poco en el patio de la casa de mis padres con una buena cerveza en la mano y sentarme a contemplar lo que sucedía a mi alrededor.
A pesar de que coloqué mi silla en la sombra, hacía tanto calor que sudaba por las mejillas, mis extremidades pegajosas, y mi cuerpo sentía esa modorra molesta que nubla los ojos, que incomoda, que te hace bostezar con ganas. No quería hacer nada, sólo perderme un poco del mundo terrenal y tener un poco de paz interior, no de la budista, pero sí la suficiente para continuar trabajando.
Así que sin más preámbulo, estiré las piernas y apoyé mi espalda sobre el respaldo. A lo lejos pude observar el nido de unos pájaros. En su interior había unos polluelos con hambre. Uno de ellos, con las plumas desaliñadas, tal vez porque eran cuatro y no cabían del todo en el lecho en donde esperaban ansiosos que les trajeran un bocado.
Pronto, divisé la llegada de uno de sus padres. Voló intrépidamente hacia el nido y dentro de su pico ya les llevaba el alimento necesario, o al menos eso pensé, porque todos gorjearon al unísono, se asomaron intempestivamente y sacaron sus cabezas para comer de manera desesperada. En unos segundos se habían devorado lo que quizá se llevó un buen tiempo poder conseguirlo y seguían hambrientos, lo supuse porque sus miradas esperaban algo más. "¿Donde lo habrá conseguido? Quién sabe".
El ave que habia llegado, alzó su vuelo de nueva cuenta en busca de más provisiones. Una visita pequeña y los polluelos habían quedado de nuevo solos, solitos, esperando su regreso. Se acurrucaron de nuevo, se arrejuntaron y luego, el silencio.
Luego, fijé mi mirada en una avispa muerta que estaba en el suelo. Era enorme. De haber estado viva con todo y la somnolencia que me cargaba en aquel instante, hubiera salido corriendo del lugar si ésta hubiera querido molestar mi cómodo descanso. Pronto, llegó una hormiga negra y la rodeó, como asegurándose de que efectivamente estuviera sin vida. Intentó moverla ella misma, pero no pudo.
Otras de su especie recorrían los senderos buscando, hurgando y divisando el horizonte, para encontrar más alimento. Total que la diminuta hormiga se dio por vencido y comenzó a dar vueltas, como avisando a las demás que necesitaba de su ayuda. Así, se fueron acercando otras más para llevar una provisión tan suculenta a su hormiguero.
La fueron arrastrando, poco a poco y me pareció una tarea muy complicada porque a simple vista la avispa era aproximadamente 15 o 20 veces más grande que todas esas pequeñitas que sin cesár, empujaban con todas sus fuerzas el cadáver de aquel insecto. Tomé mi cerveza y le dí unos gluc, gluc, gluc, gluc y un ¡ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! Deliciosa a mi paladar, en medio de un calor infernal que no cesaba.
Me preguntaba si las hormigas no sentían el calor en sus patas, pues la zona donde remolcaban a la avispa estaba pavimentada. Pobres me dije y miré las chanchas que recubrían mis pies. Calculo que el periplo que efectuaron estas criaturas titánicas, había sido de unos 15 metros e imaginé que su hormiguero estaría en la tierra. Para mi sorpresa, no fue así.
Las hormigas comenzaron a trepar la pared de seis metros que estaba frente a mí. Yo estupefacto pensaba: "Qué locas, ¿lograrán subir ese insectote hasta arriba?". Escéptico observaba su gran fortaleza. Subían y subían, subían poco a poco, lentamente. Valientes siguieron escalando y avanzaron un metro. Perplejo me quedé. Ahora dudaba que las mismas que se habían aventurado a esta locura lograran su cometido, porque lo que habían logrado lo perdían fácilmente, retrocedían.
Avanzaban un paso, y volvían hacia atrás tres. Volvía a cuestionarme si lo conseguirían, porque así estuvieron unos diez minutos y me convencía que pronto se cansarían y mejor renunciarían a lo que habían comenzado.
Ya no pudieron. De pronto se quedaron inmóviles, atoradas, estancadas. "Qué frustación, al menos lo intentaron", me dije a mi mismo. Una de ellas se separó del grupo mientras las otras resistían la pesada carga. Uffff, ¡qué extenuante! A medida que avanzara el tiempo sería más. Luego, en su lenguaje primitivo, se acercaron otras más para hacer el relevo. "Muy bien pequeñas de cuerpo, pero grandes de corazón, unas guerreras pues". Así, fueron subiendo de nuevo, de las que comenzaron, ninguna renunció a seguir subiendo, sólo se habían agregado otras.
Y escalaron y escalaron y escalaron. Faltaba poco. Tan cerca y tan lejos de llegar a la cima. ¿Lo lograrían? Volví a tomar mi cerveza y le dí unos sorbos más y esta vez exclamé: "Yo aquí sentado descansando y ellas peleando en este calor de los mil demonios". Así, veían que se aproximaban a su destino, ya faltaba poco. Un poco más, eso es, así se hace, el último esfuerzo. !Venga, lo lograron! Qué pundonor, me quedé anonadado y emocionado por lo que acababa de ver. Las hormigas y los pájaros hoy me dieron un ejemplo. ¡Qué sabia es la naturaleza, tan perfecta, tan llena de vida! Luis Reyes
jueves, 7 de junio de 2012
Tercer Legrado a nuestras conciencias y el Peje
La simulación de Televisa por demostrar a la ciudadanía que no existe favoritismo ni cerrazón para cualquier candidato a la Presidencia es una falacia, por más que trate de demostrar recientes estudios elaborados de prestigiadas instituciones universitarias o empresas de monitoreo en fechas recientes. La historia nos dice que como cualquier empresa de comunicación, “la casa juega” con la candidatura de Enrique Peña Nieto.
De un mes para acá, el interés de la televisora se ha centrado por desmarcarse del candidato tricolor a la Presidencia, debido al movimiento #132 efectuado durante la visita de Enrique Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana y que ahora se ha extendido a nivel nacional en distintas universidades. Como cualquier movimiento, todos los partidos políticos, buscan beneficiarse del momento, como sucedió con la huelga estudiantil de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que rechazaba el incremento de cuotas que el ex rector, Francisco Barnés de Castro, quiso imponer sin consultar a la comunidad estudiantil.
A lo largo de decenios, Televisa siempre se comportó como soldado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en tiempos del mismo dinosaurio, y durante la alternancia alcanzada por el Partido Acción Nacional (PAN) en el año 2000, como un apostador avaricioso para catapultar desde los micrófonos a su mejor pugilista, aquel político que le permitiera seguir extendiendo su imperio económico, a costa de la libertad de expresión y el derecho a la información, esa ha sido la tónica que maneja, la sigue haciendo.
La televisora se ha visto obligada a seguir una supuesta estrategia de apertura, debido reclamo incesante de los nuevos jóvenes, que buscan democratizar a los medios de comunicación, que no están de acuerdo en que se imponga a un candidato desde una concesión otorgada por el gobierno federal para explotar el espectro radioeléctrico, que dentro de nuestra Constitución, nos dice que es de todos los mexicanos, no sólo de una empresa privada.
Ayer surgieron rumores de que la Comisión Federal de Competencia aprobaría la concentración entre Televisa y Iusacell, y que según el investigador de la consultora Mediatelecom, Jorge Fernando Negrete, no existe en ninguna otra parte del mundo, “en una misma plataforma que en este caso es el de la televisión abierta, producción y distribución de contenidos, (…) propiciará una megaconcentración de espectro radioeléctrico, porque dejará en sólo dos empresas, ahora socias, la mayor cantidad de espectro nunca vista”.
Negrete ayer indicó que con la alianza Televisa-Iusacell “más que entrar como un competidor fortalecido al mercado de la telefonía móvil, lo que buscan es ganar la partida a la evolución tecnológica que apunta a una pérdida del mercado televisivo, y crecer en el de las telecomunicaciones móviles, donde llevarán la mayor ventaja en el segmento de contenidos audiovisuales”.
Por ello, a Televisa ya no le interesa tanto que entren nuevos competidores a televisión abierta; ya lo expresó su dueño Emilio Azcárraga Jean, quien escribió en un artículo para el diario estadunidense The Wall Street Journal, que las empresas de telefonía de Carlos Slim Helú necesitan abrirse a la competencia “por el bien de México” (¿populista, no creen?), y en el cual ofreció, de igual forma, permitir que otros competidores ofrezcan servicios de televisión. El mercado de las telecomunicaciones es una mina de oro, tan sólo el año pasado, mostró un crecimiento del 11.3 por ciento y esto se traduce en dinero, cash money.
A título personal, lo que ayer vimos con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) durante su participación en el programa de Tercer Grado, fue un interés repetitivo de los conductores por mostrar en un principio que el candidato de la izquierda sigue siendo el intransigente que no estuvo de acuerdo con los resultados de 2006, aquel que no reconoció su derrota y efectuó un plantón en medio de la avenida Reforma de la Ciudad de México y que irritó a millones de ciudadanos.
Se tocaron varios temas, las supuestas encuestas copeteadas de GEA ISA, la guerra sucia, el fraude de 2006, el charolazo que pidió López Obrador de seis millones de dólares para su campaña a través de Luis Costa Bonino, operador de campañas políticas de la izquierda en Latinoamérica, de la cual el Peje se deslindó al mencionar que el video por el que se le acusa, fue editado y no menciona a Luis Creel diciendo que él no acepta tal dinero de esa manera.
El recuerdo del fraude sigue vivo y presente: la diferencia porcentual del 0.56 entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, el voto por voto, casilla por casilla, la relación de Hildebrando como proveedor de la base de datos empleada para el Programa de Resultados Electorales Preliminares, empresa de la cual es dueño el cuñado de Calderón, Diego Hildebrando Zavala Gomez del Campo y que ha obtenido en este sexenio contratos millonarios en el gobierno federal con el Instituto Mexicano del Seguro Social y Petróleos Mexicanos.
La participación de Televisa fue primordial durante los comicios de 2006, pues antes de la campaña en televisión de que López Obrador era “un peligro para México”, se efectuaron una serie de modificaciones a la Ley Federal de Telecomunicaciones y de Radio y Televisión. Ley controvertida porque fue aprobada en marzo de aquel año por la Cámara de Diputados en un lapso de siete minutos, por unanimidad. Con dicha ley, se trató de inhibir la competencia y acrecentar el poder del duopolio Televisa-Televisión Azteca.
Televisa tuvo participación en aquella campaña sucia con los famosos videoescándalos, al invitar a René Bejarano al programa de Brozo El Mañanero. Todos vimos en tiempo real, un video en el que Bejarano se mostraba nervioso, al observarse él mismo embolsándose fajos de dólares. Después se supo que el empresario argentino, Carlos Ahumada Kutz grabó a escondidas dicha transacción, que le hizo llegar copias de la evidencia a Televisa y que detrás de esta estrategia estaba Diego Fernández de Cevallos y el ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, según relata en un libro que escribió.
Es la misma estrategia que Antonio Solá sigue ahora con Josefina Vázquez Mota, con los videos editados que se están proyectando en televisión en las que AMLO manda al diablo a las instituciones, con escenas del plantón de Reforma, la participación corrupta de René Bejarano, del reciente charolazo de seis millones de dólares a favor de su campaña y en los que se edita la voz del mismo Peje en el sentido de que “la lucha armada es una posibilidad para lograr la transformación de los pueblos”.
Joaquín López Dóriga, Carlos Marín, Carlos Loret de Mola, Denise Maerker y Víctor Trujillo, buscaron por todas formas regresar al pasado y casi obligar al “Peje” a que reconociera la derrota sufrida en 2006. AMLO mantuvo el ritmo de la conversación; sin embargo siguió sin convencer el voto de los indecisos, en dar a conocer su proyecto y plataforma política, a pesar de que jugaba en la cancha de Televisa. AMLO intentó por todos los medios no caer en el juego que proponían los mercenarios de la información, con un discurso aburrido, masticado, conocido.
Sin embargo, hay que votar, nuestra democracia todavía está en pañales, con candidatos muy limitados. A título personal, mi voto será para López Obrador, porque considero que hay candidato, hay valores, pero sigue proyectando una imagen arrogante ante la crítica, eso debe cambiar si quiere convencer a aquellos que todavía no deciden su voto, todavía está a tiempo y la ciudadanía, de tomar parte en la contienda. Un voto no emitido es quedarse inmóvil y adoptar una actitud conformista, simplista y no comprometida a lo que México necesita: participación política, pequeña pero necesaria. Luis Reyes
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