Un espacio cibernauta en el que Dios no tiene la última palabra y Lucifer podría dártela
martes, 4 de agosto de 2015
Matando periodistas se mata la libertad de cada uno de nosotros
Un periodista trabaja con la realidad, no busca cambiarla, sólo la narra y ofrece una lectura de la realidad. Un periodista informa de sucesos trágicos, de hechos históricos, proezas deportivas o aconteceres de la vida política.
Un periodista está frente a un monitor y un teclado buscando la verdad y la libertad que ofrece la expresión. Sin un periodista no se hubiera conocido lo que sucedió con las amenazas de muerte contra doctores en Ciudad Juárez, con las muertes de los 43 normalistas de Ayotzinapa, de la masacre del Ejército en Tlatlaya, de las personas envenenadas por el derrame que Grupo México dejó en el río Sonora y así un sin fin de sucesos que tienen importancia para nosotros, para nuestros familiares y los que nos siguen.
Con el asesinato del fotógrafo de la Revista Proceso Rubén Espinosa, regresan las heridas de una profesión que es menospreciada por la clase política, que en el mismo gremio la desunión y la desesperanza, hacen que estos hechos atroces se queden en lamentos y no en avances para que de una vez por todas las empresas informativas se comprometan a ofrecer mejores condiciones salariales y laborales.
Cuando a los grupos de poder les es incómodo un periodista que denuncia la corrupción, la ineficiencia para gobernar, las triquiñuelas para robar, estamos inmersos en un ambiente en el que queda muy poco qué hacer, con una sociedad anestesiada o engañada con la censura, el miedo y la falta de participación y solidaridad en la exigencia para crear una mejor realidad.
Un periodista no salva vidas; sin embargo, hace que las vidas de los demás sean escuchadas, tengan eco para que en cierta forma, trasciendan el pensamiento de las personas. Informar no es un crimen no se mata la verdad matando periodistas, pero matando periodistas se mata la libertad de cada uno de nosotros.
No nos van a callar, porque esta es nuestra profesión, porque la amamos y porque si logramos que una historia cambie un poquito la vida de una persona, ya habremos hecho un gran cambio en la percepción de todos los demás.
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