Luis Reyes
Sí, es una pena, una tristeza. Gregorio Jiménez, periodista secuestrado el pasado miércoles en el estado de Veracruz, fue hallado muerto este martes 11 de febrero en Las Choapas, a unos metros de una supuesta casa de seguridad. No lo sabríamos de no haber sido por el valor del gremio de ese estado por protestar y reclamar al gobierno de Veracruz que encabeza Javier Duarte, la presentación con vida del reportero. El gobierno de Duarte, da una noticia que muchos presumíamos, que presentíamos, pero no teníamos fuentes oficiales.
A Jenaro Villamil, le hacen una campaña de linchamiento por Twitter o algunos medios le dicen mentiroso o investigadores de medios le piden pruebas respecto a la reunión en la que detalla que Enrique Peña Nieto y Emilio Azcárraga Jean estuvieron el 2 de enero de 2014 en el municipio mexiquense de Valle de Bravo para inaugurar un campo de golf de los directivos de Televisa. En su texto, afirma que las leyes secundarias vienen a favor de ese consorcio en la que "paso a paso y reunión a reunión, la televisora va revirtiendo los aspectos de la reforma de telecomunicaciones que la afectan".
No obstante, si Joaquín López Dóriga tuitea: "Rescatan vivo al periodista Gregorio Jiménez de la Cruz, secuestrado en Coatzacoalcos. Estaba en una casa de seguridad", aquellos que exigen fuentes oficiales no lo cuestionan. No dicen nada, se quedan callados. Desde luego Dóriga es visto en cadena nacional y tienen más presencia sus opiniones o las notas que Gregorio pudo haber escrito en vida. Porque Gregorio, sólo fue una nota más que dio su noticiero. Si, Carmen Aristegui tiene intereses cruzados y también existen intereses del magnate Carlos Slim en la televisión. Desde el año pasado se supo que su empresa América Móvil obtuvo los derechos de los Juegos de Río de Janeiro en 2016 y de los Olímpicos de Invierno este año.
No es la primera vez que tratan de linchar mediáticamente a Villamil. Héctor Aguilar Camín en alguna entrevista pasada con Carmen Aristegui, aseguró que durante su periodo en Zona Abierta "nunca admitió publicidad ni recibió órdenes respecto a los contenidos del programa o a los invitados que asistieron al mismo". Lo negó rotundamente y le solicitó a Jenaro que diera a conocer la fuente del documento que exponía el gasto de publicidad de Enrique Peña Nieto entre 2005 y 2011, en el que había pruebas de que el ex gobernador mexiquense habría pagado casi 700 millones de pesos a Televisa. Dijo con desdén que la fuente de Villamil era un “papelito” por no tener la “calidad” necesaria para ser considerado un “documento”.
Causa indignación, sí. En un país donde se matan periodistas impunemente y sin ningún castigo para los responsables que siguen libres. Tan sólo la revista Contralínea documentó a finales de 2011 que durante la administración de Felipe Calderón se tenían contabilizadas 75 agresiones contra periodistas: 60 asesinatos y 15 desapariciones y que si se agregaban los números del sexenio de Vicente Fox Quesada (27 asesinados y 2 desaparecidos), la cifra se elevaba a 104. Con los gobiernos priístas, la situación de los periodistas no ha cambiado.
De acuerdo con la organización Article 19, con la muerte de Gregorio Jiménez suman 15 periodistas privados de su vida desde el 2000 y van 10 en el presente gobierno de Javier Duarte. Por ello, aquellos que cuestionan desde un escritorio, ¿es conveniente denigrar o atacar al periodista desde la comodidad? Está en juego mucho y hay intereses empresariales que no abonan a favor de los ciudadanos. Una colega expresaba: "¿qué tiene que pasar para que salgamos un poquito a la calle o hagamos algo por nosotros mismos? Nos están matando, nos están desapareciendo y hoy no sumábamos 50 frente a la sede de Veracruz. Tristeza".
El periodista a veces quisiera tener pruebas para sustentar lo que escribe. Le llegan denuncias por la vía anónima sobre funcionarios corruptos o asesinos. Esas fuentes, la mayoría de las veces prefieren no ser citadas por temor a represalias. Es cierto, para que el periodismo tenga sustento el reportero debe de buscar fuentes que revelen nombre y apellido, que sostengan la nota, pero también es cierto que muchas veces llegan documentos filtrados por funcionarios o dependencias o mails clandestinos. Sí, Gregorio se fue, pero eso a muchos no les importa, la libertad de expresión o el derecho a la información se ven socavados cada vez que muere un periodista que se atrevió a hacer pública una denuncia ciudadana. Una tristeza.
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