Luis Reyes
Me detuve a comprar fruta en un puesto de pequeños locatarios que pertenecen a los mercados públicos. Las manzanas se veían frescas, jugosas, brillantes, coloridas, grandes. Era una manzana Washington. Inconfundible por su color rojo; por el otro, una manzana hecha en México. Sin ser especialista en el campo ni nada por el estilo, le pregunté al frutero ¿por qué las manzanas elaboradas en Estados Unidos se veían impecables --como recién cortadas del huerto del Edén dije para mis adentros-- y por qué la mexicana crecía pequeña y con signos de plaga, pues se le veían unos puntitos negritos en su superficie. Cuál sería mi sorpresa cuando el señor que me atendía me dijo que había estado de jornalero en el vecino país. Ya saben, como muchos mexicanos que escapan ante los bajos salarios y buscan el sueño americano.
Me dijo que había estado por allá tres años trabajando en uno de los campos agrícolas gringos y cuando ahorró algo de "dinerito" se regresó a México para poner su puesto de frutas. Me contó a grandes rasgos de las condiciones atmosféricas para producir la manzana perfecta. Sobre los grandes invernaderos con equipos de riego sofisticados que hay allá cruzando el charco, de las enormes lonas plastificadas que se utilizan cuando caen las heladas, del gran trabajo que se requiere para sembrar la tierra con las mejores semillas y darles las condiciones necesarias para que salgan frutos rojos, fuerte y sanos. De la infinidad de fertilizantes que se utilizan. Porque allá, el Estado sí invierte en este sector y protege a sus productores, me esbozó con cierta sátira en su rostro.
Me refirió que aquí en México los campesinos tienen que lograr sus cosechas en condiciones de adversidad y de competencia desleal. Que la siembra estaba regida no con equipos de riego, sino por resultado "de la gracia divina del señor". --¿Cómo es eso?-- Pregunté. --Si joven, el campesino mexicano depende de las lluvias, si llueve qué bien, pero si no, simplemente su esfuerzo se ve tirado a la basura. Terminé por comprar de ambas manzanas, me despedí del frutero y me retiré del lugar. Esa vez no había comprado mis manzanas en el Chedraui o en el Wal Mart. Supuse por ello que también era una de las razones que en todo el año podías encontrar una Washington que una manzana mexicana en los llamados "malls".
Hace poco y en menos de dos semanas se perdieron 80 mil toneladas de manzana que en el Distrito Federal se cotizan entre 34 y 36 pesos por kilo, ante los problemas de los productores de Chihuahua de poderlas mantener en refrigeradores, pues dos principales productoras de jugo les pagan a 86 centavos el kilo, cuando su costo de refrigeración rebasa los 3 pesos. Ahora me entero que uno de los productores tuvo que destruir 70 años de trabajo de dos generaciones de su familia. Él es uno de los casi 3 mil 500 fruticultores del noroeste de Chihuahua que perdieron casi 100 mil toneladas de fruta por la competencia en el mercado nacional del producto extranjero.
Decidió tumbar sus árboles, los cuales serán exportados como leña a El Paso, Texas. Allá los "amigous", la usan para darle un sabor dulzón de manzana a la carne. Un joven empresario, viendo la situación de emergencia de los campesinos, venderá esa madera a mil dólares por tractocamión. Las manzanas prefirieron tirarlas a las vacas o venderlas a precio de ganga en Ciudad Juárez o regalarla. ¿por qué no encuentran mercado de distribución? Sin ser un experto en el tema, supuse que no lo encuentran porque no existen apoyos suficientes del Estado para esos pequeños y medianos productores y porque se ha privilegiado el producto de los extranjeros y no se mejora el mexicano. También por la corrupción imperante de los sindicatos agropecuarios, etc.
Según esta compañía frutera en su página de Internet dice que "la cosecha de las manzanas Washington empieza a mediados de octubre y generalmente termina a principios de noviembre. Cada año, Washington cosecha entre 80 y 103 millones de cajas de manzanas, cada una con un peso aproximado de 40 libras". ¿Nos estamos comiendo a Washington no? Recordé a mi maestro de inglés del Cele de la Universidad Nacional Autónoma de México, preguntándonos "en inglés" por qué no nos gustaban las manzanas gringas si estaban mejor cosechadas que las mexicanas. La manzana de la discordia para los que defendemos lo hecho en México.
Mientras son peras o son manzanas, me imagino a los mexicanos tratando de cruzar a los Estados Unidos. Haciendo una analogía cruel, pareciera que muchos paisanos son como manzanas que buscan un poco de agua para sobrevivir y prefieren padecer las inclemencias del tiempo, que morir secos sin dinero porque no existen las condiciones necesarias para trabajar su propia tierra, esa que los vio nacer. Decidieron salir de México y separarse de su familia. Soñar como mexicano, pensar que algún día podrán regresar con algún dinero que hayan juntado y poner un negocio. No tengo respuestas porque no soy ingeniero agrónomo, ni realizo políticas públicas para tener un mejor país. Solo lo parto y comparto.
Un espacio cibernauta en el que Dios no tiene la última palabra y Lucifer podría dártela
viernes, 14 de febrero de 2014
martes, 11 de febrero de 2014
Gregorio Jiménez: Crónica de una muerte anunciada
Luis Reyes
Sí, es una pena, una tristeza. Gregorio Jiménez, periodista secuestrado el pasado miércoles en el estado de Veracruz, fue hallado muerto este martes 11 de febrero en Las Choapas, a unos metros de una supuesta casa de seguridad. No lo sabríamos de no haber sido por el valor del gremio de ese estado por protestar y reclamar al gobierno de Veracruz que encabeza Javier Duarte, la presentación con vida del reportero. El gobierno de Duarte, da una noticia que muchos presumíamos, que presentíamos, pero no teníamos fuentes oficiales.
A Jenaro Villamil, le hacen una campaña de linchamiento por Twitter o algunos medios le dicen mentiroso o investigadores de medios le piden pruebas respecto a la reunión en la que detalla que Enrique Peña Nieto y Emilio Azcárraga Jean estuvieron el 2 de enero de 2014 en el municipio mexiquense de Valle de Bravo para inaugurar un campo de golf de los directivos de Televisa. En su texto, afirma que las leyes secundarias vienen a favor de ese consorcio en la que "paso a paso y reunión a reunión, la televisora va revirtiendo los aspectos de la reforma de telecomunicaciones que la afectan".
No obstante, si Joaquín López Dóriga tuitea: "Rescatan vivo al periodista Gregorio Jiménez de la Cruz, secuestrado en Coatzacoalcos. Estaba en una casa de seguridad", aquellos que exigen fuentes oficiales no lo cuestionan. No dicen nada, se quedan callados. Desde luego Dóriga es visto en cadena nacional y tienen más presencia sus opiniones o las notas que Gregorio pudo haber escrito en vida. Porque Gregorio, sólo fue una nota más que dio su noticiero. Si, Carmen Aristegui tiene intereses cruzados y también existen intereses del magnate Carlos Slim en la televisión. Desde el año pasado se supo que su empresa América Móvil obtuvo los derechos de los Juegos de Río de Janeiro en 2016 y de los Olímpicos de Invierno este año.
No es la primera vez que tratan de linchar mediáticamente a Villamil. Héctor Aguilar Camín en alguna entrevista pasada con Carmen Aristegui, aseguró que durante su periodo en Zona Abierta "nunca admitió publicidad ni recibió órdenes respecto a los contenidos del programa o a los invitados que asistieron al mismo". Lo negó rotundamente y le solicitó a Jenaro que diera a conocer la fuente del documento que exponía el gasto de publicidad de Enrique Peña Nieto entre 2005 y 2011, en el que había pruebas de que el ex gobernador mexiquense habría pagado casi 700 millones de pesos a Televisa. Dijo con desdén que la fuente de Villamil era un “papelito” por no tener la “calidad” necesaria para ser considerado un “documento”.
Causa indignación, sí. En un país donde se matan periodistas impunemente y sin ningún castigo para los responsables que siguen libres. Tan sólo la revista Contralínea documentó a finales de 2011 que durante la administración de Felipe Calderón se tenían contabilizadas 75 agresiones contra periodistas: 60 asesinatos y 15 desapariciones y que si se agregaban los números del sexenio de Vicente Fox Quesada (27 asesinados y 2 desaparecidos), la cifra se elevaba a 104. Con los gobiernos priístas, la situación de los periodistas no ha cambiado.
De acuerdo con la organización Article 19, con la muerte de Gregorio Jiménez suman 15 periodistas privados de su vida desde el 2000 y van 10 en el presente gobierno de Javier Duarte. Por ello, aquellos que cuestionan desde un escritorio, ¿es conveniente denigrar o atacar al periodista desde la comodidad? Está en juego mucho y hay intereses empresariales que no abonan a favor de los ciudadanos. Una colega expresaba: "¿qué tiene que pasar para que salgamos un poquito a la calle o hagamos algo por nosotros mismos? Nos están matando, nos están desapareciendo y hoy no sumábamos 50 frente a la sede de Veracruz. Tristeza".
El periodista a veces quisiera tener pruebas para sustentar lo que escribe. Le llegan denuncias por la vía anónima sobre funcionarios corruptos o asesinos. Esas fuentes, la mayoría de las veces prefieren no ser citadas por temor a represalias. Es cierto, para que el periodismo tenga sustento el reportero debe de buscar fuentes que revelen nombre y apellido, que sostengan la nota, pero también es cierto que muchas veces llegan documentos filtrados por funcionarios o dependencias o mails clandestinos. Sí, Gregorio se fue, pero eso a muchos no les importa, la libertad de expresión o el derecho a la información se ven socavados cada vez que muere un periodista que se atrevió a hacer pública una denuncia ciudadana. Una tristeza.
Sí, es una pena, una tristeza. Gregorio Jiménez, periodista secuestrado el pasado miércoles en el estado de Veracruz, fue hallado muerto este martes 11 de febrero en Las Choapas, a unos metros de una supuesta casa de seguridad. No lo sabríamos de no haber sido por el valor del gremio de ese estado por protestar y reclamar al gobierno de Veracruz que encabeza Javier Duarte, la presentación con vida del reportero. El gobierno de Duarte, da una noticia que muchos presumíamos, que presentíamos, pero no teníamos fuentes oficiales.
A Jenaro Villamil, le hacen una campaña de linchamiento por Twitter o algunos medios le dicen mentiroso o investigadores de medios le piden pruebas respecto a la reunión en la que detalla que Enrique Peña Nieto y Emilio Azcárraga Jean estuvieron el 2 de enero de 2014 en el municipio mexiquense de Valle de Bravo para inaugurar un campo de golf de los directivos de Televisa. En su texto, afirma que las leyes secundarias vienen a favor de ese consorcio en la que "paso a paso y reunión a reunión, la televisora va revirtiendo los aspectos de la reforma de telecomunicaciones que la afectan".
No obstante, si Joaquín López Dóriga tuitea: "Rescatan vivo al periodista Gregorio Jiménez de la Cruz, secuestrado en Coatzacoalcos. Estaba en una casa de seguridad", aquellos que exigen fuentes oficiales no lo cuestionan. No dicen nada, se quedan callados. Desde luego Dóriga es visto en cadena nacional y tienen más presencia sus opiniones o las notas que Gregorio pudo haber escrito en vida. Porque Gregorio, sólo fue una nota más que dio su noticiero. Si, Carmen Aristegui tiene intereses cruzados y también existen intereses del magnate Carlos Slim en la televisión. Desde el año pasado se supo que su empresa América Móvil obtuvo los derechos de los Juegos de Río de Janeiro en 2016 y de los Olímpicos de Invierno este año.
No es la primera vez que tratan de linchar mediáticamente a Villamil. Héctor Aguilar Camín en alguna entrevista pasada con Carmen Aristegui, aseguró que durante su periodo en Zona Abierta "nunca admitió publicidad ni recibió órdenes respecto a los contenidos del programa o a los invitados que asistieron al mismo". Lo negó rotundamente y le solicitó a Jenaro que diera a conocer la fuente del documento que exponía el gasto de publicidad de Enrique Peña Nieto entre 2005 y 2011, en el que había pruebas de que el ex gobernador mexiquense habría pagado casi 700 millones de pesos a Televisa. Dijo con desdén que la fuente de Villamil era un “papelito” por no tener la “calidad” necesaria para ser considerado un “documento”.
Causa indignación, sí. En un país donde se matan periodistas impunemente y sin ningún castigo para los responsables que siguen libres. Tan sólo la revista Contralínea documentó a finales de 2011 que durante la administración de Felipe Calderón se tenían contabilizadas 75 agresiones contra periodistas: 60 asesinatos y 15 desapariciones y que si se agregaban los números del sexenio de Vicente Fox Quesada (27 asesinados y 2 desaparecidos), la cifra se elevaba a 104. Con los gobiernos priístas, la situación de los periodistas no ha cambiado.
De acuerdo con la organización Article 19, con la muerte de Gregorio Jiménez suman 15 periodistas privados de su vida desde el 2000 y van 10 en el presente gobierno de Javier Duarte. Por ello, aquellos que cuestionan desde un escritorio, ¿es conveniente denigrar o atacar al periodista desde la comodidad? Está en juego mucho y hay intereses empresariales que no abonan a favor de los ciudadanos. Una colega expresaba: "¿qué tiene que pasar para que salgamos un poquito a la calle o hagamos algo por nosotros mismos? Nos están matando, nos están desapareciendo y hoy no sumábamos 50 frente a la sede de Veracruz. Tristeza".
El periodista a veces quisiera tener pruebas para sustentar lo que escribe. Le llegan denuncias por la vía anónima sobre funcionarios corruptos o asesinos. Esas fuentes, la mayoría de las veces prefieren no ser citadas por temor a represalias. Es cierto, para que el periodismo tenga sustento el reportero debe de buscar fuentes que revelen nombre y apellido, que sostengan la nota, pero también es cierto que muchas veces llegan documentos filtrados por funcionarios o dependencias o mails clandestinos. Sí, Gregorio se fue, pero eso a muchos no les importa, la libertad de expresión o el derecho a la información se ven socavados cada vez que muere un periodista que se atrevió a hacer pública una denuncia ciudadana. Una tristeza.
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