Foto Jorge Pérez Alfonso
Luis Reyes
Diana Manzo tiene más de un año como corresponsal de La Jornada en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Es una joven de Unión Hidalgo que aunque es madre de familia, a veces nos manda hasta seis propuestas de nota informativa para publicar en un solo día. De ese tamaño es su pasión por el periodismo. Nos dio un enorme gusto en la redacción saber que el pasado 28 de enero, recibió el Premio de Periodismo Cultural Andrés Henestrosa. En la ceremonia de entrega, vestida con una tehuana de coloridos bordados, llamó a los periodistas oaxaqueños a trabajar por profesionalizar al gremio, pues recordó que Oaxaca ocupa el tercer lugar de periodistas agredidos en el país.
Se hizo merecedora de este galardón por publicar un reportaje el 25 de febrero del año pasado sobre el Colectivo Chiquitraca, compuesto por cuatro grafiteros zapotecos, quienes mediante su propia creatividad personal y conjunta, desarrollan el proyecto Ruta Artística del Istmo con Murales, con el que rinden homenaje a los ancianos y ancianas zapotecos, y es que en otras culturas los abuelos son vistos como “estorbos, cansancio y asilo”, mientras para los zapotecos son muy respetados por su sabiduría, experiencia y conocimiento por ser “la biblioteca más grande del hogar”.
Con esa sencillez que la caracteriza me dice que los reporteros de Oaxaca no tienen horario de trabajo: “Trabajan desde temprano, los periódicos cierran adelantos a las dos de la tarde y entregan tres o cuatro notas. La mayoría no cuentan con Seguro Social o Infonavit. Cuando son exclusivos tienen prestaciones. En general, perciben entre tres mil y tres mil 500 pesos, pero si tienen tres empleos puedes ganar alrededor de siete mil 500 a la quincena. La mayoría free lance, lo que significa que nunca van a sumar antigüedad y menos poder retirarse dignamente”.
Habla sobre el trabajo diario con los funcionarios o políticos locales que creen que cuando trabajas existe una amistad con ellos y “cuando sacas notas en su contra se enojan, aunque les des derecho de réplica. En general, si existe un respeto hacia nuestro trabajo de parte de ellos. Algunos tratan de censurarnos o hacen sus desayunos de los días del Periodista o de la Libertad de Expresión, de algún modo agradecimiento, pero si algo no les gusta se molestan o te dejan de hablar”.
Lamenta que en la región de los valles de Oaxaca exista cierto descontento con los que trabajan en el Istmo y recuerda que antes de recibir su premio, días antes hubo colegas que estaban inconformes porque le dieron el premio a ella. Me quedé intrigado y consulté una nota local al respecto. Uno de los inconformes fue el reportero cultural, José Luis Pérez Cruz, quien dijo que quienes participaron en la convocatoria lo hicieron otorgando un voto de confianza a los organizadores del premio, con el fin de demostrar que si hay profesionales exitosos dedicados a informar día a día el quehacer cultural.
Diana dice que esto sucede en cualquier entidad, pero refiere que Veracruz el gremio se ha fortalecido, algunos hartos de la violencia ejercida en contra de los periodistas, debido a que desde el año 2010, han sido asesinados 11 periodistas en esa entidad. Muchos han perdido su empleo en medios locales a raíz de mostrar su inconformidad por redes sociales. Por ello se suma al llamado de "no más asesinatos" en contra de periodistas en ningún lugar del país.
“Debemos ser más maduros como gremio porque las rencillas nos pueden destruir. Anteriormente no había carreras para estudiar Periodismo, todas estaban en la ciudad de México. En la región del Istmo hay un periodista jubilado de El Universal. Estudió en la normal, leía muchos libros y tuvo la oportunidad de ingresar a ese diario. Para nosotros es un periodista, porque ha tenido esa pasión por decir lo que está mal en nuestra sociedad y no cualquiera hace eso. Hay excepciones, algunos buscan beneficio personal o recursos y hay que tener los pies sobre la tierra”.
“Actualmente podemos trabajar unidos en redes digitales, si nos uniéramos seriamos más fuertes como periodistas, no sufriríamos tantas amenazas. Para estudiar mi carrera, tuve que trasladarme a Puebla, porque en Oaxaca sólo hay ciencias de la comunicación y no hay carreras de Periodismo. La mayor parte de los periodistas oaxaqueños estudiaron letras, comunicación o son empíricos, y otros heredaron la trayectoria de sus papás”, explica.
Refiere que su compromiso como periodista es ir a los pueblos a dar a conocer los movimientos de resistencia ante diversos proyectos transnacionales, ser lo más objetiva y veraz, decir la verdad, de aquel que sufre y compartir esa experiencia al lector, esa calidez, “y que sepan que las mujeres zapotecas no están escondidas y abandonadas por salir adelante. Estoy contenta de haber recibido ese premio, me siento rara porque nosotros hacemos la nota, no somos la nota. Los reportajes que he hecho tienen el compromiso de dar a conocer un suceso importante y busco la manera de contarlo de la forma más humana posible”.