martes, 8 de mayo de 2012

Las redes sociales, espacios para debatir. Este fin de semana se llevó a cabo el primer debate por televisión abierta para las elecciones presidenciales de 2012 y sobre de él, todos pudimos comentar algo dentro de las redes sociales: que la edecán y ex playmate contratada por el Instituto Federal Electoral (IFE) lució un escote muy pronunciado, que degradó el papel de la mujer, que el IFE se disculpó con la ciudadanía por lo sucedido, que Andrés Manuel López Obrador puso de cabeza a Carlos Salinas de Gortari y su relación con Enrique Peña Nieto, y digo “de cabeza” porque así fue. Que Josefina tenía muy estudiado su slogan de ser diferente pero que no prendió. Otros, que el triunfador fue Gabriel Quadri porque fue el que hizo las propuestas, y unos más que Peña Nieto lo ganó y que no se movieron las encuestas, y un sin fin de etcéteras. Quién hubiera imaginado que podríamos hablar de esto en tiempo real en Facebook y Twitter, dos redes sociales que se han convertido en las favoritas en la mayoría de los mexicanos. Creadas aproximadamente hace cinco años para compartir fotos, comentarios, canciones, videos, frases, juegos. ¿Increíble, no creen? Y lo digo para aquellos que no crecimos con la herramienta –que nos apropiamos de ella—, como ahora lo hacen muchos niños que tienen acceso a Internet y que es difícil verlos sin tecnología en sus manos. En el pasado esto hubiera sido imposible, porque la televisión es un medio pasivo a diferencia de las redes sociales que son activas. ¿Por qué resalto su importancia? Porque para hablar de “política”, hasta hace poco la gran mayoría de los mexicanos lo hacíamos a través de las páginas electrónicas de las publicaciones que se mudaron a este medio digital. Sin embargo, ahora lo hacemos con la gran particularidad que lo podemos compartir con nuestros amigos o conocidos. Si nos vamos más atrás, nuestros abuelos y padres sólo tenían la opción de prender la televisión, o de comprar los periódicos y las revistas en el puesto de la esquina, o de adquirir los libros en las bibliotecas y librerías. Incluso para ellos, ahora, este mundo virtual está en sus manos. En la universidad, muchos profesores de la carrera de periodismo y comunicación nos recordaban la frase de “información es poder” y “para hacer un debate se requiere de conocimiento”. Y es precisamente lo que estamos haciendo. Me parece que es muy válido tener nuestras posturas ideológicas y sentir simpatía por algún candidato por redes sociales, aunque esto pudiera parecer fastidioso. En mi opinión, resultan muy productivas, porque podemos compartir información, debatir o cuestionar las propuestas de otros candidatos, revisar los logros que tuvieron en el pasado, los nexos con el poder, saber realmente a quiénes representan y el día que salgamos a votar, lo hagamos de manera razonada. Al final, todos nos beneficiamos porque desmitificamos lo que pensamos o lo que hemos leído y “compartimos” visiones de ver México, distintas algunas, otras desagradables y dolorosas, pero qué le hacemos, al hacerlo significa que le ponemos un poco de sabor al caldo. Somos nosotros y no los políticos los que comenzamos a debatir para que en el futuro no sólo salgamos a votar, sino que podamos ser más partícipes, exigiendo día con día a que tu candidato, si resulta ganador te cumpla, y los otros en respetar el resultado. Sé que la política está muy desgastada y quizá lo que escribí arriba resulte muy utópico, pero si ellos, los políticos no la han recuperado, entonces nos corresponde a nosotros darle el valor que se merece. La democracia no es de un día, se construye a diario, se exige, se cuestiona. Es cierto, ningún político te da lo que tienes ahora, porque todos nos ganamos la vida con nuestro trabajo; sin embargo, las decisiones de los que manejan el país no sólo en lo político, sino en el económico, influyen en nuestra vida diaria para bien o para mal. Monopolio de poder sólo significa una visión del mundo. Hace algunos meses, en los Estados Unidos ya querían regular los contenidos en Internet con la famosa ley SOPA, un proyecto de ley presentado en el Congreso de esta nación para poder cerrar cualquier sitio electrónico del que “se sospeche” pudiera contener material que viole la propiedad intelectual de su propietario original. Esto significaría no poder compartir un video sólo porque una firma transnacional te lo impide. En mi particular punto de vista, se puede ser el creador de algo y explotarlo de manera comercial, pero el conocimiento “no tiene precio, es de cooperación voluntaria”, a decir verdad seguimos siendo personas y somos nuestros mismos autores. Desgraciadamente este medio del Internet está muy limitado para la gran mayoría de la población, a diferencia de la televisión que llega a cada rincón de México. No contamos con la infraestructura y existen intereses políticos no de ahora, de siempre como en cualquier democracia, para controlar estos foros de discusión, como las televisoras que se opusieron a transmitir el debate en cadena nacional y que nos dijeron que no da rating, no da ganancias. Lo cierto es que los millones de comerciales en pantalla si les dan dinero, lo mismo que un partido de futbol, Me dirán algunos “qué bueno son negocios”, la diferencia es que abusan de su poder. Tenemos derecho a divertirnos, tampoco un debate nos hará más democráticos o patriotas, pero de una cosa sí estoy seguro, que el hecho de cuestionar nuestra forma de pensar, nos hará mejores ciudadanos. No importa si sabemos más o menos de un tema o de otro, creo que no somos la gran enciclopedia; sin embargo, podemos comenzar a debatir y a hacerlo con respeto, dejando la descalificación y me refiero a las campañas de odio, porque podemos hacer política de altura con argumentos. Por otra parte, un poco de humor es muy válido, quizá hacerla divertida más no superficial, porque tampoco podemos tragarnos tanta porquería que luego nos enteramos y que la gran mayoría prefiere taparse los oídos, porque es mejor pensar que en México las cosas van bien y puede que sí pero podrían ser mejores. Como mexicanos somos creativos y tenemos soluciones, no sólo los políticos las tienen, pero también hay que exigir que se cumplan, si queremos que las cosas mejoren. Dicho sea de paso, tenemos parte de responsabilidad, está en nosotros en unirnos quizá no en pensamiento, pero sí en decidir por nosotros mismos cómo queremos a México y tal vez trabajar en una organización en la que compartamos un fin común. Quizá, algunos ya lo están haciendo. Luis Reyes