martes, 6 de septiembre de 2011

Leyendas de México










Luis Reyes
Corre el año de 1789. Un atroz crimen perpetrado por tres asesinos, el peor que se haya cometido durante el gobierno del virrey don Juan Vicente Güemes Pacheco de Padilla. Siete de noviembre de aquel año, once de la mañana, la Inquisición los amarró, los golpeó con garrote toda la tarde en la plaza pública de la ciudad de México. Al final, los ejecutó y les cortó las manos para que la gente nunca olvidara la ira de Dios. Una historia real sobre el asesinato de Joaquín Dongo, entrelazadas con ocho Leyendas de México, obra teatral del autor Gabriel Pineda, producida por Alejandro Choperena y Ernesto Jardón, que narra cómo Baltasar Quintero, Felipe Aldama y Antonio Blanco, se robaron su gran fortuna y no conformes, le provocaron fracturas en cráneo y dedos de la mano hasta dejarlo muerto, según describieron médicos de la Colonia. Para el productor de la puesta en escena, Ernesto Jardón, Leyendas de México tiene el objetivo de acordarnos que todavía en México existen muchas historias que nadie conoce y adentrarnos más en nuestras leyendas, “porque es importante que el teatro difunda lo que hace muchos años la gente relataba”. En la calle de Donceles, número 94 aún se conserva un azulejo que dice: "En esta casa fue asesinado Don Joaquín Dongo -1789- Catálogo de la Insp. Gral. de Monumentos Artísticos e Históricos". David Adams, que recrea al caporal Baltasar Dávila Quintero, explica que todo sucede en la taberna de “La Gaviota”, donde viven las almas en pena, sedientas de venganza y este lugar, que es la columna vertebral de la obra, es donde se unen todas las demás historias a lo largo de la trama y al final el desenlace es diferente e inesperado. Sobre su personaje, explica que “de los tres es el más rudo y bravucón, actúa por instinto, diferente a Aldama, el intelectual; y Blanco, que es un especie de sirviente, el más joven y miedoso. La obra es para adolescentes y adultos. La idea es recuperar los mitos de nuestro México que se han ido perdiendo con los años, además de que retoma el léxico que se usaba en aquella época”. David Ortega, quien da vida al tabernero explica que su personaje no tiene un nombre como tal y es el dueño de “La Gaviota”, que es la taberna del diablo, un puente y vínculo entre almas que murieron de alguna manera injusta y que buscan venganza de sus ejecutores o victimarios. “El tabernero es el diablo mismo o tiene vínculos con él y va atemorizando a sus comensales con historias que poco a poco los va volviendo a la locura. Es el hilo conductor y el ritmo que lleva va en crescendo. Una vez que toma cierto punto energía el personaje no hay que soltarlo y hay que llevar al extremo el terror hasta el final”, describe. Para Ortega, el teatro es ingenio y disfrute porque es más fácil destruir que crear e invita al público a salir al teatro, hacer cultura y arte, no violencia porque “es nuestra manera de contrarrestarla, con la consigna de “subirnos a escena a jugar, a estar en paz”, a convivir con música o cualquier expresión que haya para que el público se olvide y se vaya contento, y vea teatro de autores mexicanos. (Leyendas de México se presenta desde el 10 de septiembre y hasta el 5 noviembre en el Foro Rodolfo Usigli, ubicado en Héroes del 47 # 122, colonia Churubusco en la delegación Coyoacán, todos los sábados a las 19 horas; y sólo el miércoles 2 de noviembre, habrá una función especial por ser Día de Muertos.)