martes, 14 de diciembre de 2010

Tratado sobre la violencia





"Quien no tenga algo que ocultar ya ha renunciado a su libertad". Wolfgang Sofsky

1. Introducción

El presente ensayo tiene la finalidad de exponer la brutalidad con la que el narcotráfico en México ha trastocado varias esferas de la vida pública y privada de nuestra sociedad.

En específico, se abordará sobre la masacre perpetrada por el grupo criminal Los Zetas contra 72 migrantes en su intento por llegar hacia los Estados Unidos y lograr el sueño americano. Un hecho lamentable, condenado en el plano internacional y repudiado por varios ciudadanos de otras nacionalidades.

Una prueba de que la violencia está intrínseca en nuestra sociedad son Los Zetas, los cuáles, perfeccionaron la manera en cómo ejercer la violencia, el uso de las armas, la tortura, la ejecución, la masacre, el combate contra las fuerzas federales y cómo los ciudadanos se han convertido en los principales espectadores y han pagado con vida el derecho a la primer fila.

Durante el sexenio de Felipe Calderón se han registrado alrededor de 30 mil muertes relacionadas con el crimen organizado. La política dictada del gobierno parece ser el telón para lo que veremos en años venideros, lo que significa que seguirán teñidos de más sangre.

Por eso resulta significativo hacer una reflexión del libro Tratado sobre la Violencia de Wolfgang Sofsky. En particular del capítulo 10 referente a la masacre. Sofsky es un sociólogo y periodista alemán, que en su vida profesional ha estudiado los campos de exterminio alemanes.

El escritor ha recibido los premios más destacados de su país, como el Scholl de 1993, por su libro sobre los Lager alemanes. En 2003 escribió sobre la guerra en Irak y su defensa de lo privado ha merecido buenas críticas.

En este ejercicio de reflexión, primero retomaré los preceptos principales sobre los que Wolfgang Sofsky entiende como masacre. Después describiré de manera muy general sobre los orígenes de Los Zetas y sobre su líder actual, Heriberto Lazcano Lazcano. Luego, a partir de notas periodísticas, relataré a grosso modo lo sucedido acerca de esa masacre de indocumentados. Por último, desarrollaré conclusiones derivadas de lo anterior.

2. Qué es la masacre

En su libro Tratado sobre la Violencia, Wolfgang Sofsky dice que la masacre es una violencia colectiva ejercida contra personas indefensas; pone fin a un combate. Es una acción pública que escapa al control de la sociedad y goza de libertad absoluta para la destrucción, con el fin de borrar de la memoria la cultura de las víctimas. Es la antiestructura social por excelencia, la acción de una comunidad emocional fuera de toda moral.

Asimismo describe varias fases de la masacre entre las que se encuentran: cercamiento del lugar, búsqueda o rastreo, el incendio, la violación, la matanza y destrucción total. Asimismo establece que las razones o motivaciones para la masacre son: la venganza, la enemistad mortal o simplemente el capricho.

Explica: “La violencia goza aquí de una libertad absoluta. El sentido de la destrucción es la destrucción misma, no la reconstrucción, no la tabula rasa para un nuevo comienzo. Nada debe quedar en pie, nada debe recordar a los hombres y sus moradas. Todo es arrasado pues todo debe ser borrado de la memoria. Cultura y sociedad son reducidas a la nada”.

El periodista alemán describe que en la masacre “el terror se adueña del hombre instantáneamente mientras que el horror abre un abismo”. De ahí que el individuo sólo pueda defenderse con su cuerpo y no pueda mas que dar puñetazos y patadas, morder y gritar, “actos de estéril rebeldía que no provocan entre los agresores mas que risas y sarcasmos”.

Las masacres, prosigue, son un buen instrumento del poder ordenador. Es la violencia misma la que dicta el acontecer. Sofsky llega a la conclusión de que si se quiere comprender la práctica y el desarrollo de la masacre, hay que fijar la atención en el cómo.

Para quienes llevan a cabo esta práctica, detalla, es el juego del gato y el ratón. En este juego el hombre manifiesta su soberanía sobre otros hombres y sobre el tiempo. Para los ejecutores los objetivos no son la victoria o el poder, sino la orgía de sangre y la pirotecnia explosiva. La sed de sangre y la saciedad que tengan determinarán el ritmo de la masacre.

La masacre crea en ellos igualdad social, camaradería e identidad común, por lo que las diferencias de rango y de función quedan anuladas y pasan a segundo plano.

Por eso dice que la masacre es destrucción sin piedad. Rendirse espontáneamente, salir con las manos en alto o suplicar de rodillas al asesino que tenga piedad no sirve de nada. La masacre no tolera ninguna excepción ni concede ningún trato especial. El destino de las gentes está decidido. La masacre deja ruinas, cenizas, muertos, destruye la vida, el orden y los productos de la cultura.

2. Los Zetas

El nombre del grupo se da por su primer líder, la última letra del abecedario el teniente Manuel Alejandro Ruiz, cuyo código de radio de la policía era "Z1", dado a oficiales de alto rango.

Sus orígenes se remontan a Arturo Guzmán Decena que se dio de alta en el ejército el 12 de mayo de 1992 y desertó el 27 de septiembre de 1997, habiendo sido soldado de infantería por casi cinco años, experto en combate y entrenado por paramilitares israelíes. A su baja se llevó a algunos integrantes del 70° batallón de Infantería, del 15° regimiento de caballería motorizada y de los fusileros paracaidistas.

En 1999 empezaron a trabajar para Osiel Cárdenas Guillén y Decena comenzó a reclutar a ex militares para crear el brazo armado del cártel del Golfo. Su fundador, Arturo Guzmán Decena murió durante un enfrentamiento en noviembre de 2002 en Matamoros, Tamaulipas.

Para el año de 2003, Los Zetas se convirtieron en un problema para el cártel del Golfo, pues a la caída de Osiel Cárdenas Guillén detenido el 14 de marzo de ese año y posteriormente arrestado y extraditado a los Estados Unidos, adquirieron autonomía.

En 2008, Los Zetas pactaron con los hermanos Beltrán Leyva y traicionaron al cártel de Sinaloa comandado por Ismael El Mayo Zambada y Joaquín El Chapo Guzmán.

En febrero de 2010, Los Zetas iniciaron una guerra contra el cártel del Golfo en el estado de Tamaulipas. Esto provocó que numerosas las ciudades fronterizas de Miguel Alemán, Ciudad Mier, Camargo y Nueva Ciudad Guerrero se convirtieran en "pueblos fantasma".

Para operar y la forma en cómo se organizan tienen a los Halcones. Son el nivel más bajo y son los encargados de espiar las actividades de la autoridad u otros cárteles. Generalmente son jóvenes y menores de edad de bajos recursos. No son de origen militar. Asimismo tienen a los Cobras, encargados de los puntos de productividad y armados con armas largas o cortas.

Los Zetas nuevos están integrados por kaibiles, ex militares guatemaltecos con entrenamiento especial en combate urbano y en selva. Son quienes portan las mejores armas como son AK-47, G3, M-16, Barrett M82, MP5, HKP7, granadas de fragmentación, chalecos antibalas, cascos con visión nocturna y equipos de radio comunicación de alta frecuencia.

Los Cobras Viejos están conformados por gente de confianza, pero por carecer de formación militar sólo pueden ser comandantes. Otro nivel son los Zetas viejos, que son los originales y que en su mayoría fueron ex militares del Grupo Aeromóviles de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano (Gafes).

En cada plaza, Los Zetas tienen “informantes”, “contadores” y “sicarios”, estos últimos responsables de la seguridad personal del comandante. Los “informantes”, son personas con relaciones en el lugar que no tiene problema legal alguno.

Los “contadores” se encargan de controlar los recursos económicos de la organización y paga los sueldos de los miembros del grupo y de los servidores públicos que están en contubernio con la organización. En la actualidad, Los Zetas tienen como comandante a Heriberto Lazcano, El Lazca, quien en ausencia de Osiel Cárdenas Guillén, asumió el control del grupo junto con Héctor Macías Tapia.

3. Heriberto Lazcano Lazcano, alias El Lazca, El Verdugo o Z-3.

Expedientes de la Subprocuraduría de Investigaciones Especializadas en Delincuencia Organizada (SIEDO) refieren que nació en 1974 en Apan, Hidalgo. A los 17 años se inscribió en el Ejército, donde pensaba hacer una carrera en el arma de Infantería, pero en 1998, promovió su baja voluntaria de las Fuerzas Armadas.

El personaje que le persuadió a dejar las Fuerzas Armadas era otro militar que había desertado el 27 de septiembre de 1997, medio año antes que Lazcano. Se llamaba Arturo Guzmán Decena y a su vez había sido contratado por Osiel Cárdenas Guillén para que le organizara un grupo de guardaespaldas.

A Heriberto Lazcano Lazcano, le dicen El Verdugo y maneja los hilos de más de 400 delincuentes que en 18 estados de la República han convertido en una industria al secuestro, la extorsión, el homicidio y la venta de droga.

Diversas investigaciones ministeriales lo refieren como el hombre que logró mantener un liderazgo en la organización por sus métodos brutales para contrarrestar a los enemigos y al régimen de disciplina interna en Los Zetas. A los infractores los ejecuta o los deja sin comer por varios días.

Su ascenso en las filas de Los Zetas se debió a varios eventos. En 2002, el Ejército detuvo a Rubén Sauceda Rivera El Cacahuate, tesorero de la organización, y el 21 de noviembre del mismo año, su líder histórico, Arturo Guzmán Decena, murió en un enfrentamiento en Matamoros. El 14 de marzo de 2003, Osiel Cárdenas fue capturado en un operativo militar y durante 14 meses, el Ejército dejó a la banda sin su líder.

A la detención de Osiel, hubo muchos problemas dentro de la organización. Sus principales líderes como Eduardo Costilla y Gregorio Sauceda se escondieron. Además en aquellos momentos. Joaquín El Chapo Guzmán y su primo Arturo Beltrán Leyva El Barbas, decidieron invadir y arrebatarles Nuevo Laredo a Los Zetas, con 200 pistoleros sinaloenses.

Unos de sus integrantes, Mateo Díaz López El Comandante Mateo, recordó que en esa coyuntura difícil de julio de 2006, Heriberto Lazcano emergió como su líder. Sus primeras decisiones fueron importar kaibiles de Guatemala y capitalizarse con secuestros, extorsiones y homicidios dentro y fuera de Tamaulipas, para tener recursos que demandaba la guerra.

Lazcano generó una nueva estructura dividida en células regionales especializadas por delito, llamadas “estacas” o grupos de siete personas que operan a nivel municipal. En 2006, Sergio Villarreal El Grande, emisario de los Beltrán Leyva, se reunió con él para pactar una tregua en Nuevo Laredo. Hoy corporaciones de México ubican a Los Zetas de Lazcano en sociedad con los Beltrán y enfrentados a El Chapo.

A principios de marzo de 2010 se confirma la separación de facto de Los Zetas del cártel del Golfo. Las últimas investigaciones arrojaron que reclutan civiles jóvenes, menores de edad, así como inmigrantes ilegales que intentan cruzar la frontera de México con los Estados Unidos.

4. La masacre de 72 migrantes en el rancho de San Fernando, Tamaulipas

La noche del 24 de agosto de 2010 la Secretaría de Marina informó que elementos de esa dependencia habían encontrado los cadáveres de 72 personas (58 hombres y 14 mujeres) en un rancho cercano a la población de San Fernando, Tamaulipas, luego de un enfrentamiento que sostuvieron contra presuntos integrantes de la delincuencia organizada.

En principio, se especuló que la masacre había sido un ajuste de cuentas entre cárteles rivales. Sin embargo, la aparición de un sobreviviente desmintió esta versión. Las víctimas eran migrantes.

El diario La Jornada publicó que el único sobreviviente de la masacre llegó en busca de ayuda a un retén instalado por la Marina. Dijo ser de Ecuador y, según su testimonio, salvó la vida al fingirse muerto. “Inicialmente los marinos no le creían, y sólo porque estaba malherido, con un tiro en la espalda, decidieron enviar elementos al lugar”.

Informantes de este hecho dijeron al diario que los agresores habían sido Zetas, y que asesinaron a los migrantes porque no les entregaron el dinero exigido para dejarlos libres y porque se negaron a formar parte de ese grupo delictivo.

Sobre el caso, el vocero del gabinete de seguridad, Alejandro Poiré, declaró que el asesinato masivo “de posibles migrantes indocumentados de El Salvador, Honduras, Ecuador y Brasil” ocurre en el contexto “de una lucha encarnizada y violenta entre los cárteles del Golfo y Los Zetas”.

“Algunas organizaciones criminales han participado en el secuestro y extorsión de indocumentados, y en algunas ocasiones, intentan reclutarlos para formar parte de las bandas criminales”, dijo.

Por su parte, el presidente Felipe Calderón condenó los hechos en que murieron 72 migrantes en Tamaulipas y responsabilizó al cártel de Los Zetas.

Para el mandatario, las acciones realizadas por el gobierno federal contra el crimen organizado, han debilitado “significativamente la capacidad de operación de los grupos criminales, por lo que enfrentan una situación “muy adversa para abastecerse de recursos y de personas”.

Sobre el ecuatoriano sobreviviente, el subsecretario de Asuntos Consulares de ese país, Leonardo Carrión, dijo que por la tortura que recibió se requiere “un cuidado y un tratamiento ambulatorio largo, así como la reconstrucción de la mandíbula”.

Ya en su nación, el sobreviviente ecuatoriano alertó a sus compatriotas sobre los riesgos que enfrentarían si buscan viajar a Estados Unidos porque "Los Zetas están matando a mucha gente".

"No vengan, hay muchos malos que no dejan pasar, no vengan más. Viajaban conmigo 75, mataron a todos ", relató.

El 16 de octubre la Procuraduría General de la República informó sobre la encarcelación de ocho Zetas por la masacre de los migrantes y detalló que los cargos que se les imputan son por delincuencia organizada, privación ilegal de la libertad y homicidio calificado.

5. Conclusiones

La masacre de 72 migrantes indocumentados perpetrada por el grupo delictivo Los Zetas, puso en relieve las atrocidades cometidas en territorio mexicano con el consentimiento de autoridades del Instituto Nacional de Migración, según investigaciones posteriores.

Las autoridades encargadas de proteger la integridad y los derechos humanos en el estado de Tamaulipas se han visto rebasadas por los poderes fácticos del crimen organizado. Policías municipales y estatales, comprados por el narcotráfico, renunciaron a proteger a la ciudadanía.

Apenas en julio pasado, a unos días del proceso electoral para elegir al nuevo gobernador de Tamaulipas, el candidato del Partido Revolucionario Institucional, Ricardo Torre Cantú, fue asesinado en un reten instalado por miembros del crimen organizado. Su hermano tuvo que tomar su lugar y se convertirá en el nuevo gobernador.

En ese sentido, la administración del gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, resultó ser un fracaso en materia de seguridad. Los ciudadanos han decidido emigrar hacia los Estados Unidos. Los más pobres, resignados a vivir en el fuego cruzado y en albergues instalados por el gobierno estatal, ante las advertencias de Los Zetas que de no abandonar sus comunidades serían masacrados.

Con la muerte del extinto líder del cartel del Golfo Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, hermano de Osiel Cárdenas Guillén –caído en noviembre en un enfrentamiento por elementos de la Marina Armada de México—, la situación lejos de mejorar, continua en incertidumbre para los habitantes.

Los medios de comunicación han decidido el mutismo y la autocensura, ante los amagos del crimen organizado para no informar sobre una guerra entre el cartel del Golfo y Los Zetas. En Nuevo Laredo, varios rotativos sufrieron ataques directos contra instalaciones. Incluso, la filial de Televisa recibió un ataque a granadazos.

A Heriberto Lazcano, alias Lazca o Verdugo, ha sido señalado como el responsable del asesinato del periodista Francisco Ortiz Franco, coeditor del del semanario que curiosamente lleva por nombre Zeta.

En noviembre de 2010 el Ejército Mexicano, la Policía Federal y la Marina, pusieron en marcha un operativo en el norte de Tamaulipas, lo que permitió que cientos de familias regresaran a sus hogares después de meses de exilio en otros estados, principalmente en municipios como Mier, en donde se ha dado el regreso de alrededor de cuatro mil personas.

Por eso resulta fundamental hacer una reflexión sobre la situación actual en esa parte de la frontera. Como dice Wolfgang Sofsky en su Tratado sobre la Violencia: la masacre es un buen instrumento del poder ordenador. Es la violencia misma la que dicta el acontecer. Posiblemente sea necesario este proceso para dar paso a una nueva sociedad y a un nuevo gobierno. Cuando la masacre se hace evidente y a los ojos de todo pùblico los poderes fàcticos demuestran que tienen el poder en esos territorios como el caso de Loz Zetas. En mi opinión, mientras exista pobreza y desigualdad, los jóvenes seguirán buscando ser sicarios del crimen organizado.